viernes, 8 de enero de 2016

Entrevista a David Rubín


Antes de que terminara el año tuve la ocasión de reunirme con el autor orensano David Rubín, quien se encontraba inmerso en plena gira de presentación de su última obra y a quien agradezco que tuviera un hueco en su apretada agenda para atenderme. En la entrevista que me brindó pudimos hablar sobre su más reciente cómic titulado "La ficción", un trabajo que firma junto al canadiense Curt Pires; también sobre su desembarco en los Estados Unidos, su carrera artística y en general tuvimos una extensa y excelsa charla sobre el mundo del cómic que podréis disfrutar a continuación.

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Hola David. Empezaré contándote que hace un par de años durante otra de tus presentaciones, creo que se  trataba de “Beowulf”, te hablaba sobre las buenas relaciones que mostrabas a través de las redes sociales con algunos autores extranjeros y te preguntaba algo sorprendido si había algún proyecto forjándose por ahí fuera. Pero hoy en día parece que ya queda confirmado que tu salto internacional no fue algo casual ni puntual.

Sí, la verdad es que por aquel entonces ya estaba trabajando en “Aurora West”, solo que no estaba anunciado y no lo podía decir. Pero sí, la verdad me llevo bien con muchísima gente, de fuera también y por suerte, sobre todo tal y como están las cosas no me puedo quejar. Los últimos dos años y sobre todo gracias a haber trabajado con Paul en “Aurora West” sí que se me han abierto muchas puertas hacia el otro lado del charco, tanto por conseguir trabajo directo como puede ser “La ficción”, o una serie que empezaré a dibujar ahora en marzo para Dark Horse, como para mis obras de carácter más personal. Gracias a ello han salido este año los dos tomos de “El héroe” en Estados Unidos y “Beowulf” está prevista para el año que viene. Así poquito a poquito vamos yendo.

Ahora que lo mencionas ¿Qué tal ha sido la acogida de “El Héroe” en el mercado norteamericano?

Muy bien, la verdad es que he leído muy buenas críticas hasta ahora. Cifras de venta todavía no tengo porque por contrato no nos las pasan hasta abril. Pero mal no debe haber ido si me siguen encargando trabajo la editorial.

Eso es buena señal. Además ahora se da justo el caso contrario a lo que ocurría hace un par de años, tus trabajos se publicaban primero aquí y luego salían fuera. Ahora es Astiberri quien publica en España “La ficción” ¿Pero cómo llegó hasta tus manos?

Pues más que nada, como te comentaba gracias a Aurora West. Porque un editor de Boom Studios, Eric Harbor, leyó el primer tomo de Aurora cuando salió, le gustó mucho, estuvo investigando en la red más cosas mías y me mandó un mail preguntándome si quería colaborar con ellos en alguna mini serie para 2015. Me ofreció unas cuatro sinopsis de cuatro series que tenían pensado sacar, a ver si alguna me interesaba. Y elegí justamente la ficción porque era lo más opuesto a Aurora West que había hecho hasta ese momento, para intentar un poquillo no encasillarme en ese mercado que tiende tanto al encasillamiento, como es el mercado norteamericano

Sin desvelarnos demasiado, por si hay alguien que todavía no lo haya leído, pero cuéntanos de qué trata “La ficción”.

“La ficción” es una historia de cuatro amigos, que cuando son niños descubren en el desván de la casa de uno de ellos unos libros que les transportan a otro mundo, un mundo donde reinan las ficciones y donde cogen identidad. Algo que digamos podría tener puntos en común con otras historias como pueden ser “La historia interminable” de Michael Ende, o relatos de Stephen King. Cambia todo cuando se convierte en el reverso oscuro y uno de los chicos desaparece. Entonces a partir de ahí deciden dejar todo el asunto, e incluso alguno de ellos olvidarse de que aquello existió alguna vez para no quedar traumatizados. En ese punto comienza otra vez la historia 20 años después, con ellos ya adultos, cuando otro más de la pandilla vuelve a desaparecer y tienen que volver a reencontrarse con todas esas cosas del pasado. De hecho la historia va continuamente saltando en el tiempo, de cuando son niños a cuando son adultos y al mismo tiempo también entre dimensiones, pasando de la dimensión de la ficción a la de la realidad y en diferentes épocas.
Eso para mí como dibujante fue un aliciente muy bueno, que me hizo poder explorar muchas cosas que no había probado hasta la fecha y poner otras un poquillo difíciles que es lo que intento con cada nuevo trabajo.

Hay un salto temático con respecto a tus anteriores trabajos y aún así sigues dentro de tu elemento. ¿En qué terreno te sientes más cómodo?

Yo es que no entiendo otro modo de hacer tebeos que no sea haciéndolos míos, incluso cuando el guión es de otro. Cuando trabajé en Beowulf con Santiago, hablamos muchísimo para que escribiera todo el guion para traerlo hacia mi terreno. Siempre intento sentirme cómodo con lo que estoy haciendo. Si me ofrecen algo que aunque esté muy bien veo que no pega conmigo, o que no tiene nada que ver con mi estilo, pues… ya todo está muy mal de pasta para decir que sí, porque yo creo que ante todo uno como artista tiene que mantener una integridad con su obra incluso cuando colaboras. Y ya me ha pasado, sobre todo ahora para el mercado norteamericano, que te escribe más gente ofreciendo otras series y colaboraciones aquí y allá pero que son más de lo mismo.

Por ejemplo Aurora West es un tebeo de Paul Pope con personajes creados por él cien por cien, pero que en cambio tienen un montón de puntos en común con las cosas que a mí me gustan, o incluso con cosas que se han visto en otras obras mías en el pasado. En ese sentido me sentí como pez en el agua, no me sentía como si estuviera jugando con los juguetes de otro sino que los hice míos en todo momento. Y con “La ficción” pues tres cuartos de lo mismo, me sentí en todo momento muy cómodo, me hizo recuperar un poco a ese David Rubín que ya tenía un poco olvidado, de “Cuaderno de tormentas”. Entonces en ese sentido genial, que es lo importante, sentirte bien con lo que haces, no simplemente hacer sea lo que sea por dinero y ya está.

Eres uno de los autores con el ritmo de producción más brutal que conozco, no hace mucho leía como David Aja bromeaba al respecto diciendo que le daba miedo levantarse para ir al baño y que al volver ya hubieras publicado otros dos cómics ¿Cómo se lleva ese ritmo?

Se lleva bien (risas)… en el sentido de que yo ya estoy acostumbrado. Llevo más de una década a este ritmo sin parar y llega un momento en que te acostumbras, pero sí que es bastante jodido. Podría bajarlo si tuviera un estatus o el bagaje que tiene gente como… Miguelanxo Prado, que se puede permitir hacer un libro cada dos años y mientras tanto tirar y poder hacerlo tranquilo en su casa. Posiblemente elegiría esa opción (risas), no soy idiota, pero como no me queda otra y tengo mucho camino por recorrer hasta llegar algún día a algo así, pues no me queda otra que trabajar como un animal para poder vivir de esto y sacar páginas adelante para hacerlo rentable y para hacerlo funcionar, pero es fastidiado. Además ahora que soy padre desde hace un año…

…¿Es difícil conciliarlo con la vida familiar?

Es muy jodido. Yo antes además era una persona sin horarios, curraba todo el día sin parar, jornadas de dieciséis horas y estaba tan tranquilo. Y ahora con la niña tienes que marcarte unos horarios y unas rutinas porque tu trabajo ya no es lo más importante, no, tu trabajo está bien para estar tranquilo y poder alimentar a tu hija y todo eso, pero lo importante de verdad es ella. Se ha convertido en mi prioridad número uno, cuando antes mi prioridad siempre había sido el trabajo, hasta llegar incluso a absorberme de tal manera que llegaba a descuidar mi relación de pareja o a mis amigos y familia.

Si me lo permites, diré que a pesar de ese ritmo endiablado, creo que tu dibujo se ve cada vez más depurado, pero no te veo convencido de encontrarte en el momento cumbre de tu carrera.

Hombre yo espero no convencerme nunca de estar en mi momento cumbre. Creo que cuando un artista llega a la certeza, o al menos cree él mismo que ya no puede dar más de sí y ha llegado al culmen, es cuando mueres como artista, ya no tienes nada más que ofrecer nuevo. Yo intento reinventarme con cada libro, buscar cosas nuevas y siempre prefiero pecar de soberbia y de lanzarme hacia delante e intentar ponerme el listón lo más alto posible. Prefiero cagarla por no haber llegado a esa meta que me he marcado que ponerme el listón bajito, en una zona de confort que ya tengo perfectamente controlada.
Eso al final deriva en que te encuentres un día, pues imagínate, con cincuenta años y sigues dibujando igual que cuando tenías treinta y ya no aportas nada nuevo ni a los lectores, ni a ti mismo, ni a nadie. Yo necesito sorprenderme a mí para trabajar y disfrutar de mi trabajo, eso es lo que hace que soporte esos ritmos locos de curro, esa capacidad de sorpresa que sigo manteniendo con respecto a mi trabajo. Y creo que eso también termina por plasmarse en las páginas y llegar a los lectores cuando leen la obra.

Papel, lápiz y tinta como los clásicos ¿Qué lugar ocupa lo digital en tu trabajo?

El digital por el momento a mi me parece una herramienta más. Un montón de autores y amigos a los que admiro trabajan única y exclusivamente en digital, gente como Fernando Rodríguez, David Aja o tantos otros ya no hacen nada digamos en analógico, sobre papel, y en cambio su trabajo no se resiente para nada. Yo en ese sentido no sé si por pereza o porque no tengo el tiempo necesario para acostumbrarte a trabajar dibujando con la Cintiq, no me he metido todavía en esos berenjenales y sigo trabajando a mano. Mi método de trabajo es:

Primero hago un boceto muy cutre de cada una de las páginas, para conseguir que respire bien la secuencia antes trabajarla. Una vez que tengo esos bocetos preparados y digamos que tengo la arquitectura montada de la historieta lo que hago es escanearlos, lo imprimo en grande y dibujo sobre eso en A4. Así ya tengo marcado el ritmo de la narrativa con sus viñetas. Lo único que me queda ahí es preocuparme única y exclusivamente por el dibujo.

Luego, una vez que termino por dibujarlo todo, lo vuelvo a escanear, lo imprimo en un azul muy clarito y lo entinto en un papel algo más grande y de ese modo intento también mantener mi alegría con la tinta, porque la verdad, pese a que es algo que se me da bien y me gusta mucho, en los últimos años cada vez me aburre más el tema de entintar lo que ya has dibujado. Para mí la verdadera pasión creadora termina cuando acabo de dibujar el tebeo, ahí ya he contado lo que tenía que contar, la tinta y el color es hacerlo más bonito. Entontes lo que intento hacer es primero trabajar sobre copias en lápiz muy muy clarito que casi no lo veo, para así dibujar también con la propia tinta y eso ya me da otro rollo.

Luego con el color intento hacer siempre un trabajo que no sea meramente ornamentos. Que tenga también un carácter narrativo que ayude a avanzar a la historia y que potencie a la propia narración y al dibujo.

Cambiemos un poco de tercio y hablemos de superhéroes. Creo que posiblemente debes haber leído todo lo que se puede leer del género y tendrás tus autores y personajes fetiche ¿Hay alguno con el que te gustaría trabajar o al que hincarle el diente algún día?

Pues la verdad es que no. Me gustan mucho los cómics de superhéroes, he sido lector de toda la vida y lo sigo siendo y muchos de mis autores de referencia trabajan para ese medio, de hecho para mi es el género más auténtico que existe en los comics, es el único que se creó exclusivamente para el cómic y luego se ha exportado a otros medios, todo lo demás que hay, desde el drama, el humor, la ciencia ficción, etc… han venido rebotados del cine o la literatura.
Soy muy amante del género, también soy muy crítico con él, pero no tengo ese royo friki de me gustaría dibujar a Batman o a Spiderman. No, estoy muy contento de dibujar y trabajar en los tebeos que de verdad siento que me llenan y me interesan, no en personaje concretos. Si algún día dibujara algo de los X-men por ejemplo, sería por dinero, no porque me emocionara. No tengo mayor interés en ese mundo más allá de leer ciertos títulos, muy pocos de hecho, porque la verdad en los últimos años creo que está bastante de capa caída en lo que a inventiva e imaginación se refiere.
No es algo que descarte pero tampoco es algo con lo que sueñe todos los días y ocupe mi cabeza. Me contento con poder vivir de lo que más me gusta, que es hacer cómics y encima hacer los comics en los que de verdad creo.

¿Con respecto al mercado-industria del cómic español, cómo lo ves en la actualidad?

Yo lo veo bien y mejor que nunca además. Creo que desde el punto de vista de los lectores es el mejor momento que ha vivido jamás. Nunca ha habido tanta variedad de títulos de autores españoles y nunca además tanta calidad. Creo que por fin el cómic español ha alcanzado su madurez absoluta y están saliendo obras que no tienen nada que desmerecer ni que sentirse menos al lado de otras. A día de hoy creo que varios de los mejores cómics de la última década a nivel mundial se han facturado en España, por editoriales españolas y autores españoles. Y eso debería ser ya motivo de orgullo.
Sí que es verdad que aquí la cosa está más jodida que en otros países, pero también mejor que en muchos otros. A veces se tiende sólo a compararse con Francia o USA y ni siquiera esas comparaciones son correctas, porque si vas a un festival francés, entre la millonada de títulos que hay, porque ahí salen centenares cada mes, muy pocos autores venden como para poder vivir de eso. Hay mucha gente que hace cómics de encargo, que pueden ser el noventa por ciento de la facturación de cómic francés y esa gente está haciendo dos tebeos a la vez para que les cunda. Y esto se tiende a comparar con éxitos como Astérix o Blacksad, que no marcan la realidad del mercado, son best-sellers, cuando la venta normal de un tebeo medio que tenga éxito en Francia son unos trece mil ejemplares, no un millón como Blacksad. Y cuando el 80 por ciento de los tebeos que se publican en Francia de autores nuevos o pequeñas editoriales vende exactamente igual que en España, pero eso no se cuenta o no se ve, de allí se cuenta sólo lo bonito y de aquí solo lo feo.

Pero si vas a Sudamérica y conoces a autores y editores te das cuenta que miran hacia España como nosotros miramos a Francia o a Estados Unidos, y su sueño es publicar aquí. El problema de todo esto es que hemos tenido que empezar desde cero desde el año 2000, no sé qué demonios pasó que entre los 80 y los 90 que se cargaron la industria del cómic español, porque hasta comienzos de los ochenta aquí se vivía del cómic y se vivía muy bien. Si tú hablas con autores de esa época como Enrique Ventura o como muchos otros, eran unos auténticos dandis (risas) y eso todo se fue al carajo. Simplemente alguien no supo ver los cambios e ir con ellos y se cargaron el cómic español.
Yo ahora por suerte no tengo unas malas ventas en España y por eso puedo cobrar unos adelantos cada vez más decentes y ver cómo los libros que he sacado hace tiempo como “La tetería” o “El Circo del desaliento” se siguen retroalimentando unos a otros y todos los años se siguen vendiendo. Todo eso te va dando esos royalties que te llegan anualmente, no una suma loca pero una suma decente para arreglarte una temporada. Y eso sumado a seguir trabajando sin parar hace que puedas vivir de ello.

Los nuevos autores se podrían amedrentar ante ese escenario difícil.

Sé que hay otros autores más jóvenes que están empezando y que están como estaba yo en 2005, con un adelanto de mierda, pero es que tampoco puedes esperar empezar en la cima por un tebeo que no saben cómo va a funcionar, por mucho que le gustes al editor y te lo publique. Poco a poco te vas ganando esas cosas. Yo o cualquier otro autor de Astiberri que publique su primer tebeo, cobramos exactamente lo mismo que Paco Roca, que es el que más vende de España. ¿Cuál es la diferencia? que es un tema porcentual, o sea Paco cobra exactamente el mismo porcentaje de royalties y de adelanto que cobro yo, su adelanto es mayor que el mío porque de cualquier libro de Paco se tira de primera edición diez mil ejemplares y porcentualmente es mayor el tema.
También me acuerdo cuando con mi primer libro me tiraron mil doscientos ejemplares, y ahora ya no pasa eso. Hay que subir paso a paso, el tema es no rendirse y no desfallecer. En la vida si quieres llegar y besar el santo vas jodido, vete a Francia si quieres, pero si quieres ganarte la vida con el cómic español es un terreno difícil. Parece que la frase cuñada de siempre es… joder que mal está el cómic aquí ¿no?
Si queremos que la cosa avance, tanto autores como lectores tenemos que empezar a quitarnos ese San Benito de que todo lo español es una mierda, que aquí no se vive del cómic. Pues llorando no vas a conseguir que la cosa mejore, se mejora trabajando, promocionando y haciendo que cada vez más gente se interese por este medio y por leer. Porque hay un océano de personas que se compran una o dos novelas todos los meses y que no leían cómic porque creían que ya no era para ellos y de diez años para acá, sobre todo gracias al movimiento de la novela gráfica, han descubierto que hay cómics que funcionan para ellos como una novela de su autor favorito. Hay un nuevo lector, curado del frikismo, que directamente busca historias que le interesen, que le toque la fibra y le da igual cómo está dibujado. A día de hoy de hecho la carrera de historietista está más equiparada a la de un novelista que a la del dibujante tradicional.

Te entiendo, hay vida más allá del Mortadelo o el Batman, existe una inmensa variedad de géneros e historias para satisfacer a todos los gustos y públicos y mucha gente lo sigue desconociendo.

Además es algo que antes no pasaba. Antes o te comprabas superhéroes, o te comprabas un Mortadelo. Y ahora en cambio hay mucha más variedad y muchas más temáticas y eso beneficia a la industria, que haya gente como Moderna de pueblo o Ana Oncina petándolo, que son autoras a las que mucho del fandom e incluso de los autores y profesionales del medio más rancios odian a muerte. Y yo no lo entiendo, será por envidia de su éxito, no lo sé. Que haya gente como Raquel Corcoles, que cada vez que hay un salón tengan las colas de firmas más grandes, que allá donde van lo petan y que venden un montón, eso es algo que beneficia a todos y que está generando lectores. Durante años nos preocupábamos mucho más por mirarnos los ombligos y hacer comics para la gente que ya estaba ganada para la causa en vez de buscar nuevos lectores y fascinarlos. Y esos lectores están descubriendo un nuevo mundo en el cómic, en cierto modo gracias a gente como Paco Roca o como Moderna de pueblo.

Ahora que lo mencionas ¿hay mucho ego en el mundo del cómic?

Sí, sí que lo hay y yo el primero. Soy un tío con el ego muy grande, nunca lo he escondido (risas), pero luego tiene que ir a la par de tu talento. Lo que no puede ser es que hagas una mierda y creerte Moebius. Ni al revés, también hay por desgracia mucho sub-ego, gente muy buena que por no terminar de creer en sí mismos se quedan en la estacada y eso a mí me da mucha pena, porque son gente con mucho talento, pero que le faltaba sangre en las venas.
En cualquier profesión creativa necesitas un buen ego. No creo que Nick Cave o David Bowie idearan sus obras maestras desde la humildad. Hay que salir creyendo que los vas a torear a todos y que vas a ganar, sino mejor quédate en la cama. Pero en el fondo lo que es más peligroso de todo esto y es para mí el verdadero cáncer de esta profesión, la falsa modestia, algo muy de moda, ir en plan yo no tengo ego, pero resulta que tengo un ego del copón y a la primera crítica cabrearse y hundirse.
Yo por ejemplo tengo un ego bien cimentado y me importa un cojón que me digan… bah, a mí no me gustas… pues tú te lo pierdes y ya está (risas). No es ningún drama. Y al contrario también, cuando me encumbran tampoco me lo creo, porque yo sé perfectamente cuáles son mis virtudes y mis carencias. Y sé perfectamente dónde tengo mis límites. Por eso en cada nueva obra intento superarme e ir un poquito más allá. Y eso no lo conseguiría sin tener un ego tamaño universal.

Mencionabas durante tu última presentación que se está preparando una adaptación cinematográfica del “Battling Boy” de Paul Pope ¿A ti te gustaría que se adaptara también alguna de tus obras en la gran pantalla, o eres de los que prefiere que el cómic se quede en el papel?

No, me encantaría, sobre todo por el tema de la pasta. Además es que por un lado me daría igual, porque mi obra yo ya la he hecho, lo que hagan luego por ahí me da igual, me puede gustar más o menos. Pero por ahora no se ha dado el caso. Tuve un par de ofertas para El Héroe, pero las consideré muy cutres y poco ambiciosas y las deseché. Prefiero que no salga nada a que salga algo mal. En cualquier caso tampoco es mi principal sueño.

Para ir terminando, la pregunta obligada que hago a todos los autores ¿Cuál será el próximo proyecto? Pero ya he podido leer que estás trabajando en algo titulado “Gran Hotel Abismo” ¿Qué nos puedes contar sobre eso?

Pues es una novela gráfica que estoy haciendo con guion de Marcos Prior que saldrá el año que viene editado con Astiberri. Y para decirlo de un modo resumido es una especie de Terrorismo en cómic o algo así, es como una llamada a la acción, un golpe en la mesa para decir… ¡A ver cojones, ya está bien!
Toda esta gente que nos está pisoteando días tras día y nos dice que hemos salido de la crisis y yo lo único que sigo viendo es mierda por la calle, gente jodida. Y además de jodida, parada. Viendo al presidente decir esas mongoladas sin sentido y quedándose tan tranquilo. Y que aún así no pase nada, que le sigan votando y que sigan ganando. Yo creo que en el fondo hay que salir de este estado borreguil, que está adormeciendo a la sociedad española y la del mundo en general y tomar cartas en el asunto, partiendo de lo individual para llegar a lo colectivo y a partir de ese movimiento colectivo conseguir cambiar las cosas. Es de lo que hablamos en “Gran Hotel Abismo” y un poco también una reflexión sobre la violencia, tanto física como psicológica. La violencia que ejercen por ejemplo los medios de comunicación en las personas, como la gente vive con más miedo que antes porque continuamente te están bombardeando para que tengas miedo, cómo las empresas hacen que la gente trabaje más a cambio de menos por medio del miedo a que te despidan. Toda esa violencia de la que no se habla nunca pero que está presente en nuestra sociedad, en nuestras familias, en nuestros trabajos... Hay que reflexionar sobre ella y denunciarla.

Bueno, creo que eso daría para una serie regular de larga duración incluso (risas).

Nosotros preferimos dar un buen puñetazo en la cara (risas) y causar un shock en el momento, que llame la atención, más que ir con pequeñas pulladitas. Creo que funciona mejor así el tema. Además Marcos ha hecho un guion magnífico y yo me siento muy honrado de poder dibujarlo. Su guion es un golpetazo acojonante en los morros de la parsimonia del lector, para que apuestes por ti mismo y creas en ti mismo, que no te dejes llevar por lo que tres encorbatados que no viven en la realidad creen que es mejor para ti. Mi única labor ahí como dibujante es que ese daño que transmite Marcos en su historia se convierta en permanente (risas).

Pues mientras no llega ese trabajo nos quedará seguir disfrutando de “La ficción”. Así que gracias por tu tiempo y espero que vaya todo muy bien.

Gracias a ti hombre.





Roberto M. Lamosa



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