miércoles, 1 de junio de 2016

Entrevista a Juan Díaz Canales








El pasado sábado la gira de presentación de "Como viaja el agua" recayó en la ciudad de Vigo y hasta la librería Banda Deseñada nos acercamos para conocer un poco mejor a uno de los grandes talentos creativos de nuestro país, el autor madrileño Juan Díaz Canalescreador de obras tan reputadas como la serie "Blacksad", "Fraternity" o las nuevas aventuras de "Corto Maltés" y ganador de galardones tan prestigiosos como el Premio Nacional del Cómic, el del festival internacional de Angoulema, o los codiciados Eisner awards.  En esta ocasión se ha puesto por primera vez al timón de una historia que él mismo escribe y dibuja y que posiblemente sea una de sus creaciones más personales hasta la fecha, un emocionante thriller de gran carga filosofal que recientemente ha publicado la editorial Astiberri. Disfrutad a continuación de la entrevista que tuvimos ocasión de hacerle.

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Buenas tardes Juan, apenas acabas de presentar tu primer trabajo en solitario, “Como viaja el agua” y me imagino que ya debes estar un poco cansado de esa etiqueta de primer trabajo como autor completo ¿Te molesta?

No, no me molesta mucho porque no es una cosa que se haga con una intención de ofender. Pero es verdad que en sí suena un poco raro, porque parece que antes eras un autor incompleto. Yo entiendo que un guionista es tan autor como un dibujante, de hecho llega al punto la confusión que muchas veces utilizamos dibujante como sinónimo de autor y en vez de autor de cómic decimos el dibujante de… obviando incluso la figura del guionista. Entonces digamos que parece más un pecado de terminología, pero no me ofende especialmente (risas).

¿Qué te llevó a afrontar las labores de dibujante ahora y con esta historia?

Pues me llevó el deseo arrastrado durante mucho tiempo de dibujar mis propias obras, porque yo soy un apasionado de los tebeos y siempre he querido hacer tebeos, lo que pasa es que por circunstancias empecé por un camino a lo mejor no muy habitual, que es el de guionista. Pero sin embargo siempre he sido dibujante, desde los dieciocho años llevo ganándome el pan con la animación. Entonces digamos que tenía las ganas y tenía una cierta preparación, pero no había tenido la oportunidad por cuestiones laborales, familiares, etcétera, de hacerlo hasta ahora. Así que cuando he visto el momento, porque he tenido una serie de huecos de trabajo en los que me he podido lanzar, pues me he lanzado.

No sé si podemos hablar de un estilo de dibujo propio, o quizás de tus referentes o tus gustos  en este sentido ¿Ese camino es algo difícil de encontrar o es algo que no te preocupa?

Sí me preocupa, pero me imagino que le preocupa a todo el mundo y especialmente en los comienzos. Como dibujante tengo una larga carrera pero dentro del mundo de la animación y en la animación estás oculto por un montón de gente  de diferentes equipos, trabajas con mucho material ya precocinado por decirlo así, con hojas de modelos, etc… En cambio cuando das el salto al cómic, tú mismo tienes que crearte un universo gráfico. Y para mí era la primera vez, me veía en la obligación de crear ese universo gráfico, que además tiene que ser coherente y tiene que estar al servicio de la historia que estás contando. Entonces sí que me preocupa porque hay muchas cosas y nuevas dificultades con las que me he ido encontrando y que no me habían pasado nunca. Lo que sí te puedo decir es que evidentemente tengo muchísimos referentes, pero no trabajo rodeado de ellos, no soy un dibujante de estos que dice… bueno voy a ponerme por aquí estos álbumes de gente que me gusta mucho y que tengan que ver un poco con este estilo, como son Breccia, Will Eisner, o Muñoz y Sampayo. No, simplemente los tienes, sé que van a salir porque los he leído y releído, me han gustado muchísimo y son el modelo a seguir, pero no vas directo a la fuente, sino que es un proceso más orgánico, dejas que salga a través de tu dibujo.

¿Qué es lo que te ha parecido más fácil y más difícil de este trabajo?

Pues esto de lo que estamos hablando ha sido una de las partes más difíciles, porque ya te digo que todo era una dificultad nueva para mí, crear un universo gráfico que te obliga a tomar muchas decisiones a las que no estás acostumbrado ¿Hacerlo más realista o menos realista? Por ejemplo el blanco y negro lo tenía muy claro, pero no sabía hasta qué punto utilizar mucha mancha o meter medios tonos, llegué a plantearme en un momento dado si meterme con tonos grises, o con el estilo de Battaglia que siempre me ha gustado mucho. Ese tipo de decisiones que además te cuestan porque no llegas a tener una certeza, porque piensas esto me gusta pero esto otro también. Al final se van imponiendo un poco a fuerza de avanzar, vas soltando lastre y diciendo esto no, esto tampoco… y eso es lo más complicado. Por el lado bueno está esa libertad total…

Haciendo una pequeña comparativa, anteriormente has trabajado con artistas como Guarnido, Munuera, Pellejero, Gabor… ¿Como guionista resulta más difícil el entendimiento para alcanzar los resultados deseados cuando es otro el que dibuja tus historias?

¿Más que con uno mismo? (risas)

(risas) Claro… corrijo la pregunta ¿Tiene una dificultad añadida hacerlo uno mismo frente a esperarlo de otro artista?

Digamos que son retos diferentes. Al hacerlo uno mismo tienes evidentemente más libertad, es de cajón, no tienes que esperar la opinión del otro, no tienes que entrar en conflicto… que a veces se da. Yo la verdad es que cada vez que he hecho tándem con estos dibujantes, porque además fíjate en la lista que acabas de decir, grandísimos dibujantes todos, pues digamos que no he tenido apenas conflictos, pero sí que necesitas  que la cosa funcione y te tienes que poner de acuerdo en muchas situaciones. Pero cuando vas tú en solitario esto no lo tienes, pero claro la dificultad es la misma, la dificultad es demasiada libertad, demasiado aislamiento en un momento dado. El problema es que muchas veces no tienes ese Pepito grillo que te dice por ahí vas mal. No tienes ese necesario contraste de la opinión de alguien, además alguien muy autorizado y muy preparado como pueden ser la gente con la que he estado haciendo tándems, no sólo grandes dibujantes sino grandísimos narradores. Entonces aquí vas un poco miope, sobre todo porque cuando estás en una obra de casi cien páginas como esta, te encuentras muy dentro de ella y es muy fácil perder la perspectiva. Afortunadamente para eso utilizo siempre a mi mujer Teresa Valero, que es guionista y dibujante también y que es la que siempre me da un poco esa necesaria visión desde la distancia, que es la que me ayuda a corregir muchas veces.

¿Digital o medios tradicionales?

Son dos experiencias completamente diferentes. Esto está hecho en digital y yo no tengo mucho prejuicio, la verdad es que te facilita muchísimo la vida, para qué engañarnos, tienes de entrada la posibilidad de correcciones inmediata, hay mucha tarea mecánica que es súper fácil cuando la haces en digital pero no cuando lo afrontas de modo tradicional, etc… Pero claro, el tradicional tiene otra cosa, que si quieres desde el punto de vista egoísta pierdes, que es ese placer del contacto con lo físico, lo que pasa que hoy en día casi es lo que te digo, es un punto de vista egoísta, porque el lector medio tampoco creas que va a notar mucha diferencia entre el acabado del digital y el tradicional. Es mucha gente la que ha visto ya el libro y piensa que está hecho de modo tradicional y no es así.

He de reconocer que tras leer “Como viaja el agua” me resulta algo difícil clasificarlo, no sé si es un thriller con fondo filosofal o si es todo lo contrario, una obra de corte más conceptual disfrazada del género negro… ¿Cuál es la intención de esta historia, qué nos cuentas?

Bueno, al final es que lo de las etiquetas es como lo que estábamos hablando antes acerca del autor completo e incompleto. Entiendo que para describir pues necesitamos utilizar ciertas etiquetas, pero en el fondo para mí no era algo sustancial, yo lo que quería era hacer una reflexión, digamos en voz alta, pero que no es muy diferente a lo que hago con otras obras más descaradamente de género, como pueden ser por ejemplo Blacksad o incluso Corto Maltés, en el género histórico y policíaco. Yo quería hacer una reflexión en voz alta sobre la muerte y sobre cómo afrontamos la idea de punto final de la vida en las diferentes etapas que vamos pasando. Por eso mi idea fue la de contar una historia a través de tres generaciones, incluso cuatro si consideramos que hay un personaje que está esperando una niña. El hecho de utilizar el policíaco digamos que era un medio para contar historias. No tiene por qué estar reñido el contar una idea por complicada y matizada que sea con hacerla de una manera que sea entretenida y por eso el género negro o el thriller son un medio genial. De hecho por estructura es algo que te invita a avanzar, a pasar la página, a querer saber más de los personajes, es una manera fácil de pasar un mensaje que a veces no es fácil.

También es cierto que se cuela aquí un cierto componente sobrenatural algo inquietante.

Es un recurso que he utilizado más veces y que me gusta meter siempre. Por ejemplo es algo que he hecho en Blacksad, o en Fraternity cuando trabajé con Jose Luis Munuera, metiéndolo en un universo de corte histórico, o en uno policíaco, que es un poco el reino de la lógica y la razón, donde siempre estamos hablando de tramas en las que se busca la verdad, con un detective que es puramente pragmático y que busca separar la mentira de la verdad a través de la lógica. Me gusta mucho confrontar este universo y este tipo de personajes con fenómenos para los cuales no tienen explicación, porque yo creo que en la vida se nos dan muchas veces esas circunstancias, incluso en la época actual en la que parece que todo tiene una explicación y que vivimos en un mundo súper tecnificado donde la ciencia parece que nos lo explica todo. En el día a día encontramos muchas cosa que no responden a ninguna lógica y que sobrepasan un poco nuestro entendimiento. Bueno, pues es una manera e reflejar en la ficción esa visión del mundo que tengo yo.

Por otra parte “Como viaja el agua” también pasa por ser un cuidado retrato de la cuidad de Madrid en el que se cuela un reflejo de realidad social presente ¿Es algo casual o intencionado?

Lo que era intencionado era trabajar en un entorno que me resultara muy familiar, y claro, para mí no hay nada más familiar que Madrid, porque vivo allí y porque es la ciudad donde he pasado toda mi vida. De hecho la mayoría de los rincones que salen son del centro de Madrid, que es un poco donde vivo yo. Busqué ese condicionante ya que el reto era grande… este salto a dibujar una historieta además de un estilo realista. Pues quería que el entorno me resultara familiar, por eso está situado en Madrid y en la época actual. Y claro, hubiera sido un poco imperdonable hablar de la época actual en una gran ciudad española, ya no refiriéndonos únicamente a Madrid, sin meter el reflejo del tiempo que nos está tocando vivir, con todos esos contrastes tan sangrantes, con toda esa desigualdad que siempre está ahí pero desde que estalló la crisis es muchísimo más evidente y toca a muchas más capas de la sociedad. No sólo no lo esquivé sino que me parecía interesante que formara parte del relato, que le iba a dar más consistencia y que le iba a dar más veracidad.

Honestamente ¿cuántos paseos fueron necesarios para conseguir seleccionar la escenografía que finalmente aparece en el libro?

(risas) Pues honestamente muy pocos… o mejor dicho, muchos pero los había hecho ya antes. Como te decía son lugares que para mí son muy familiares. No he tenido que desplazarme a esos sitios porque bien ya los conocía de memoria o bien es que directamente hoy en día los puedes coger de internet, es tan fácil como eso, o sea intentar reflejarlo y donde no te alcanza la memoria no tienes ni siquiera que bajarte a la calle, aunque lo tengas a dos calles de distancia, solo tienes que buscarlo en internet y utilizarlo. Pero ya te digo que eran sitios muy familiares, también buscaba eso, porque me preocupa mucho lo de que  haya esa honradez que uno busca siempre en todas las lecturas por parte del autor. Me parecía importante que se reflejara y para eso utilicé un entorno que a mí me era muy familiar.

¿Como narrador de qué fuentes bebes?

Pues mira, vengo de dar ayer una charla en el Garaje Hermético, la escuela de Kiko da Silva y claro… ¿qué les dices a los alumnos? Pues que no puedes ser una persona creativa si no te nutres de todo, o sea si no tienes una curiosidad intelectual importante. Bueno, pues uno predica un poco con el ejemplo. Si estamos hablando de un género como el policíaco pues la influencia más importante viene por ejemplo de la novela negra, pero también está el cine, o el cómic en blanco y negro del que hablábamos antes con Muñoz y Sapayo, Tardi, el Cubri de aquí de España, Will Eisner con ese componente de historia cotidiana y muy urbana también, no sé… es muy difícil rastrear todo. De hecho muchas veces te sacan desde fuera las influencias, la de Eisner me la están repitiendo últimamente mucho con este libro (risas)… pues no me la había planteado, pero claro, es innegable, es uno de mis autores de referencia, digamos que hay álbumes que están en mi panteón de los que para mí más han significado, como La avenida Dropsie o Viaje al corazón de la tormenta. Al final todo sale por algún sitio, pero no eres consciente.

Hablemos un poco de Corto Maltés. Una apuesta cuanto menos arriesgada y por otra parte un voto de confianza impresionante hacia ti ¿Sentiste o sientes mucho el peso de este proyecto?

Objetivamente hay mucho peso, lógicamente porque es una cosa que trasciende mucho lo que es un  encargo normal o un tebeo normal. Primero por lo que se espera, porque es un icono reconocido en todo el mundo del cómic como un monumento vivo y por otro lado porque incluso a nivel comercial están las editoriales que se juegan los cuartos y te dices a ti mismo que tienes que estar a la altura. Pero también he llegado a un momento de mi carrera en que ya tenía una cierta experiencia, después de cinco tomos de Blacksad, ver la respuesta que ha tenido, que también ha funcionado muy bien a nivel internacional, digamos que tengo hecha la gimnasia un poco para poder aislarme en el momento que tengo que ponerme a trabajar, sin esto no podrías hacerlo, porque todo ese peso y esa responsabilidad sería absolutamente bloqueante. Si me lo hubieran propuesto con veintidós años pues igual me hubiera dado un shock (risas), pero ahora tengo ya mis mecanismos para aislarme y tirar para adelante. Por otro lado para mí tiene una componente emocional que puede más que esa presión. Yo siempre he sido muy fan del personaje, es muy importante para mí, muchas veces digo no sólo a nivel profesional sino emocional, por eso lo he disfrutado a fondo. Y eso puede más que el miedo o la situación de bloqueo.

Proyectos futuros ¿Seguirás dibujando inmediatamente, llegará más Blacksad, más Corto Maltés (que supongo que se plantea como una serie de larga duración)?

Sí, el encargo de  Corto Maltés era para continuar la serie. Tanto Pellejero como yo, en principio y si no hay mayor problema vamos a seguir, de hecho es la prioridad. Ahora mismo estoy escribiendo el siguiente tomo de Corto Maltés, si todo va bien lo acabaré en breve y ya se pondrá Rubén a trabajar. Y en cuanto acabe con Corto Maltés mi idea es continuar escribiendo el siguiente Blacksad, que además nuestra idea es hacerlo en dos tomos, con lo cual es doble trabajo. Vamos a contar por primera vez una historia un poco más larga, que estará desarrollada en un formato díptico que le llaman los franceses y que funciona muy bien a nivel narrativo. Y quiero seguir haciendo a mis propias historias, el único problema es que se me van acumulando estas prioridades, pero continuaré una vez que haya terminado con estos dos proyectos y un tercero que tengo junto a Teresa Valero, estamos escribiendo un guion a cuatro manos para un dibujante italiano que se llama Antonio Lapone. Y eso es un  poco lo que tengo en cartera ahora mismo.

Bueno, pues no quería terminar esta entrevista sin hacerte una pregunta para satisfacer mi curiosidad con respecto a cierto momento de Blacksad que me tiene intrigado. Ya que mencionábamos antes ese pequeño componente de sucesos inexplicables en tus relatos ¿Podremos saber quién es ese lince que salva a John en el cuarto tomo de la serie?

Pues es un poco lo que te decía antes. Cuando decidimos meter a ese personaje digamos que su misión en la historia es la que tiene ahí, era ese enfrentamiento de Blacksad, un personaje racional, al cual situamos en una ciudad bastante mágica como es Nueva Orleans, con el voodoo y todo ese trasfondo extraño, en una situación para la que no tiene explicación. En principio no estaba muy interesado en desarrollar ese personaje a mayores, porque no es una serie que vaya por ese lado de lo fantástico. En esa secuencia del renacer de John en la que parece que muere ahogado y resucitaba, ese viaje que tiene está entre el camino de la alucinación y  el camino de la realidad, es más una interrogante que una cosa que busque una explicación.


Pues eso es todo, muchas gracias por tu tiempo y espero que a “Como viaja el agua” le vaya todo muy bien.

Yo también (risas). Gracias.
                                                  
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Antes de despedirme quisiera agradecer una vez más a Juan Díaz Canales por su tiempo y su amabilidad y a todo el equipo de la librería Banda Deseñada por hacer posible este encuentro.

Roberto M. Lamosa


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