Autor: Juan
Díaz Canales (guion), Rubén Pellejero (dibujo).
Editorial: Norma
editorial
Formato: 80
páginas, blanco y negro, tapa dura.
Año de
publicación: 2015
Precio: 24€
Ciertamente
el riesgo era grande, casi suicida dirían algunos, pero si había alguien capaz
de superar el reto no podía ser otro que el gran Juan Díaz Canales, uno de los más reputados guionistas y creadores en
todo el globo, que en esta ocasión se ha hecho acompañar de otro peso pesado
para completar un tremendo tándem artístico, el no menos talentoso dibujante Rubén Pellejero. En conjunto un equipo
demoledor capaz de comerse el mundo. Y es que para retomar las aventuras de
Corto Maltés no podía haber dudas ni medias tintas. La magna obra del no menos magno Hugo Pratt llevaba huérfana casi dos
décadas desde el fallecimiento de su creador y no habían sido pocas las
ocasiones en que se rumoreó con la posibilidad de dar continuación a las historias del intrépido marinero, una
posibilidad que incluso el propio Pratt ya había contemplado en vida ¿Pero cómo
continuar una obra tan ilustre, que ha trascendido al noveno arte y cautivado a
varias generaciones de lectores sin mancillarla o desvirtuarla? La respuesta es…
con mucho talento y la sensibilidad propia de alguien que ha crecido leyendo, apreciando y degustando las aventuras de Corto.
La
trama retrocede en esta ocasión 10 años en el tiempo desde la última historia
publicada por el maestro Pratt, ambientándose así en 1915, con lo que podemos
decir sin miedo a arriesgaros que no se trata de una continuación de las
aventuras de Corto Maltés en el sentido estricto, sino que más bien se vale de
algunos períodos desconocidos de su biografía para rellenar huecos, completando así su retrato con nuevas aventuras perfectamente válidas y bien elaboradas. Podría
parecer de esta manera que la historia tampoco se atreve a arriesgar demasiado,
pero en realidad lo que Canales ha logrado es arropar su relato original por
toda la idiosincrasia y circunstancias propias de la creación de Hugo Pratt,
para que de esta manera no nos encontremos con un parche o un remiendo
apresurado, sino con un relato que mantiene la continuidad y la uniformidad de la
serie, respetuoso con el espíritu original pero atrevido y genuino al mismo
tiempo.
Tras un grandísimo trabajo de documentación nos encontramos una aventura que nos transportará hasta las heladas tierras de Alaska, en las que Corto Maltés deberá cumplir con un personal encargo que le ha encomendado su viejo amigo Jack London, encontrar a una antigua amante ahora reconvertida en activista y aguerrida defensora de los derechos de las prostitutas. Pero se trata de una época convulsa y en pleno apogeo de la 1ª Gerra Mundial, en tierras americanas también deben atender a sus propios problemas, así en su periplo deberá vérselas con los conflictos armados y diplomáticos entre irlandeses, ingleses y canadienses, por no mencionar las revueltas raciales del pueblo inuit. Como siempre no solo nos encontramos con una historia bien cimentada y documentada en la que no falta un excelso retrato de la época, sino que además Canales logra hacerlo siguiendo el característico estilo de Hugo Pratt; aquí no se pierde ni un ápice del escepticismo, la melancolía y socarronería de su protagonista, ni tampoco su fórmula magistral con ese espíritu de larga travesía inherente a sus historias, hecho que sin duda agradecerán sus legiones de veteranos lectores.
Tras un grandísimo trabajo de documentación nos encontramos una aventura que nos transportará hasta las heladas tierras de Alaska, en las que Corto Maltés deberá cumplir con un personal encargo que le ha encomendado su viejo amigo Jack London, encontrar a una antigua amante ahora reconvertida en activista y aguerrida defensora de los derechos de las prostitutas. Pero se trata de una época convulsa y en pleno apogeo de la 1ª Gerra Mundial, en tierras americanas también deben atender a sus propios problemas, así en su periplo deberá vérselas con los conflictos armados y diplomáticos entre irlandeses, ingleses y canadienses, por no mencionar las revueltas raciales del pueblo inuit. Como siempre no solo nos encontramos con una historia bien cimentada y documentada en la que no falta un excelso retrato de la época, sino que además Canales logra hacerlo siguiendo el característico estilo de Hugo Pratt; aquí no se pierde ni un ápice del escepticismo, la melancolía y socarronería de su protagonista, ni tampoco su fórmula magistral con ese espíritu de larga travesía inherente a sus historias, hecho que sin duda agradecerán sus legiones de veteranos lectores.
Por
su parte Rubén Pellejero, quien cargaba con la otra mitad del peso de un
encargo tan arriesgado, logra la difícil tarea de emular el estilo de dibujo
del maestro italiano de forma magistral, sin caer en el plagio o la imitación
fácil, pues a pesar de todo, su reconocible trazo personal sigue estando presente
en cada una de sus páginas. En conjunto se ha sacado de la manga ochenta
páginas en las que no le ha temblado el pulso a la hora de retratar a Corto,
Rasputín o cualquiera de sus congéneres y escenarios, manteniendo esa
homogeneidad y continuidad de la que hablábamos, evitando así una ruptura visual que
podría haber echado por tierra tantos esfuerzos y esperanzas. Una tesitura en
la que más de un experimentado artista no querría haberse visto, pero que él ha
logrado cumplir con sobrada solvencia.
Norma editorial fue la encargada de publicar en español las nuevas aventuras de Corto
Maltés. Y para ello ha escogido dos formatos diferentes: la edición en color de
96 páginas, entre las que se encuentran dieciséis páginas de extras, al precio
de 19,5€. Y la edición especial en
blanco y negro, para los amantes del Corto Maltés más clásico, que mantiene un
formato de dimensiones algo superiores a la versión en color, pero que carece de
esas páginas de extras, al precio de 24€.
Si aún dudáis de la posibilidad de retomar el hilo de una obra tan ilustre como lo es ésta, no temáis, el dúo Canales-Pellejero cumple la misión dejando el listón bien alto. Por ello esta semana quiero concederle mi sello de aprobación del Capitán Latinoamérica, invitándoos a nuevos y viejos lectores a viajar una vez más de la mano de Corto Maltés.
Si aún dudáis de la posibilidad de retomar el hilo de una obra tan ilustre como lo es ésta, no temáis, el dúo Canales-Pellejero cumple la misión dejando el listón bien alto. Por ello esta semana quiero concederle mi sello de aprobación del Capitán Latinoamérica, invitándoos a nuevos y viejos lectores a viajar una vez más de la mano de Corto Maltés.
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