La
Mazmorra (Zénit)
Autores: Joann
Sfar (guion), Lewis Trondheim (guion y dibujo), Boulet (dibujo).
Editorial: Norma
Editorial
Formato: 48 páginas
(cada número), color, tapa blanda.
Año de
publicación: 2001 - 2010
Precio: 10€
(cada número).
Cuatro torres negras, la más alta de las
cuales se divisa a diez jornadas de marcha. Una puerta de plomo oculta en lo hondo
de los infectos pantanos. Kilómetros de pasillos tapizados de musgo y salitre.
Escalas, montacargas, escaleras hasta las entrañas de la tierra. Es la
mazmorra, mi mazmorra. Tenemos suficiente oro como para hacer palidecer a los
obispos de Kitai, armas legendarias ocultas tras cada piedra, trampas en las
que caería el mismísimo Grimtooth y monstruos a docenas… mi ejército personal.
Aventureros de todo el mundo, en busca de riqueza y experiencia, se adentran en
esta mazmorra para medirse con mis monstruos. Todos ellos con prisa por morir
en mi morada.
En un alarde de creatividad e
imaginación como pocos, el par de ases formado por Joann
Sfar y Lewis Trondheim daría a
luz este completo mundo de fantasía medieval conocido como La Mazmorra. Un
mundo plagado de animales antropomorfos, poderosos guerreros, temibles hordas
de bárbaros, hechiceros irresponsables, aventureros despistados, timadores,
héroes de poca monta y las más extrañas criaturas jamás vistas, que se paseaban
en un desfile continuado de humor absurdo y aventuras imposibles. Sin llegar a
caer completamente en la parodia de la fantasía épica, el dúo de artistas
franceses logró sacarse de la manga una de las más estables creaciones de la
denominada nouvelle bande dessinée,
destinada a un público sin restricción de edad.
Con Corazón de pato se daría
el pistoletazo de salida a las aventuras y desventuras de Herbert de Vaucanson,
un joven Duque despojado de su ducado, que por azares de la vida ha acabado
trabajando en La Mazmorra, una suerte de peligroso parque temático al que
intrépidos aventureros de todo el mundo acuden en busca de prodigiosos tesoros
y frenéticas luchas que les colmen de gloria. Pero las torpezas del joven Herbert
le llevarán a ocupar el lugar de un bravo guerrero fallecido por su culpa y al
que deberá suplantar en una misión que le ha encomendado el mismísimo dueño de
la Mazmorra, el frío empresario Jacinto de Cavallére. Esta será la excusa
necesaria para iniciar las andanzas del inepto Herbert, en las que deberá
lidiar con la tropa de seres que habitan Terra Amata, como Marvin el dragón
rojo, un fiero guerrero enviado a vigilar los pasos del joven Vaucanson. Y es
que la Mazmorra no es un simple lugar, es una propiedad muy preciada y un negocio de lo más lucrativo que deberá
defenderse de todos los interesados que intentan hacerse con su control, ya sean demonios especuladores inmoviliarios, hordas de bárbaros, ranas ninja, dragones, burócratas, hechiceros timadores o jóvenes empendedores.
A este episodio inicial le seguirían
El
rey de la pelea, La princesa de los bárbaros, Sortilegios
e infortunios, Un matrimonio separado y Regreso
a bombo y platillo. Pero para no dejar lugar a dudas, hay que señalar
que a pesar del tono de entretenimiento para todos los públicos de esta serie,
La Mazmorra no es un relato plano y simplón. Su mundo ha ido creciendo de forma
progresiva, con tramas que incluso dejaban asomar cierta sátira social, humor
retorcido y sin tapujos y en las que sus personajes han podido evolucionar
acorde con sus circunstancias a cada momento.
En la imagen: Zongo, Herbert el pato, Horus el nigromante, Jacinto el guardián de la Mazmorra, Alcibíades el mago, Marvin el dragón vegetariano y otras criaturas...
Guía de lectura. |
Es cierto que la continuidad
de esta historia se puede hacer algo caótica, dada la falta de linealidad con
la que sus autores afrontaron el relato. A la serie central bautizada como Zénit,
pronto le seguiría a modo de precuela la serie Amanecer, que narraba los
orígenes de la mítica Mazmorra y su dueño Jacinto de Cavallére. Y a modo de
cierre surgiría la serie Crepúsculo, que relataría la
oscuridad hacia la que degeneró Terra Amata así como el destino de sus
protagonistas. A ellas también habría que sumarles la aparición de las series Monstruos
y Festival,
que añadirían capítulos aislados que se intercalaban en medio de la saga
principal. Pero de todas ellas ya
hablaremos en otra ocasión. Mientras tanto y si deseáis consultar el orden cronológico de lectura, podéis hacerlo aquí.
Debido a la simultaneidad con
la que se fueron publicando estas diferentes ramas de la historia, pronto
Trondheim y Sfar se darían cuenta de la inmensa carga de trabajo que supondría
completar dicha tarea, lo cual acabaría propiciando la incorporación al equipo
artístico de otros dibujantes como Boulet,
antiguo conocido de Sfar, que se encargaría del dibujo de los últimos episodios
de la saga Zénit (entre otros). Y aun a pesar de lograr mantener el estilo
estético de su compañero Trondheim, marcaría una ruptura visual muy evidente,
caracterizada sobre todo por un dibujo mucho más perfeccionado y detallista que
el de su colega, más dado a un estilo naif
e intuitivo. En cualquiera de los dos casos, el apartado gráfico es uno de
los mayores aciertos y de los grandes atractivos de esta gamberra saga de
aventuras.
Desde el año 2001 ha sido Norma Editorial la encargada de
publicar regularmente todos los números de la serie, en un formato de tapa
blanda, a un precio que ha oscilado entre los 8€ y 10€ según el
episodio. Y que a día de hoy aun podréis encontrar en las estanterías de
vuestras librerías habituales.
En definitiva, podemos hablar
de un título de lectura ligera, condenadamente divertido y que no se toma
demasiado en serio a sí misma. Algo de agradecer en un género tan sobreexplotado y
por lo general demasiado tremendista. Y por todo ello, esta semana quisiera
concederle mi sello de aprobación del
Capitán Latinoamérica.
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