Skydoll
4: Sudra
Autores: Barbara
Canepa (guion), Alessandro Barbucci (dibujo).
Editorial: Norma
Formato: 54
páginas, color, tapa dura.
Año de
publicación: 2016
Precio: 15€
Noa,
Roy, Jahu, Cleopatra y Yhala se han instalado en Sudra, un planeta en paz donde
conviven numerosas religiones. Mientras Jahu pasa el tiempo con Cleopatra, y
Roy se ha informado sobre Sudra, Noa multiplica sus milagros ante las
multitudes en éxtasis. Sin embargo, la calma dura poco tiempo, pues Noa está a
punto de descubrir impresionantes revelaciones sobre su pasado y sus orígenes,
así como sobre Ágape…
Tras
una larga espera de varios años, que ha parecido una auténtica eternidad, por
fin tenemos entre nuestras manos el cuarto volumen de la célebre saga Sky Doll, el flamante nuevo trabajo
salido de la mente de Barbara Canepa
y las manos de Alessandro Barbucci.
Huelga decir que tratándose de un 4º número, ésta pasa por ser una lectura solo
apta para los seguidores habituales de la serie, quienes ahora por fin pueden
conocer el largamente postergado destino de sus protagonistas.
Tras
la apresurada fuga de nuestros queridos aventureros galácticos en el anterior
episodio, este nuevo capítulo retoma la historia varios meses después del abrupto
e incierto final de “La ciudad blanca”,
con todos ellos viviendo ocultos a los ojos de sus enemigos (o eso es lo que
creen) en los suburbios de la extravagante ciudad de Sudra. La autora genovesa Barbara Canepa aprovecha la ocasión
para reconducir el relato hacia un nuevo escenario, más exótico y cargado de
contrastes, en un marcado giro en su diseño conceptual, con una clara
inspiración oriental e Hinduista,
que se contrapone a la hasta ahora asfixiante atmósfera de influencia Cristiana
y occidental. Y es que la religión ha sido en todo momento un elemento
omnipresente y de fundamental importancia en la saga de la italiana, siempre
marcada por segundas lecturas, ironías y sátira mordaz. Y aun bebiendo de
diferentes fuentes a lo largo del relato, en esta ocasión no iba a ser
diferente; sigue así funcionando como un hilo conductor, oscuro y siniestro,
que se entremezcla de forma sorprendente y cautivadora con ese discurso de erotismo
exacerbado tan característico de la autora genovesa.
En
este punto de la historia nos encontramos nuevamente con Noa, Roi y sus
compañeros viviendo una modesta vida en Sudra, donde parecen haber eludido sus
responsabilidades, ocultos tras una falsa máscara de normalidad. Pero esas
responsabilidades no pueden eludirse demasiado tiempo, pues incluso en aquel
apartado rincón de la galaxia su destino les persigue de forma inexorable. Noa
sigue jugando un papel demasiado importante como para dar esquinazo a los
poderes y divinidades que la hostigan. Y así, por fin podremos obtener algunas
respuestas a los misterios sin resolver de anteriores capítulos, principalmente
algunos qués y quiénes. Pero por desgracia para nosotros, este nuevo tomo resulta
insuficiente para resolver una trama en la que se siguen presentando nuevos enigmas
y conceptos que se acumulan en 54 escasas páginas. ¡Exacto! Habréis llegado a
la conclusión de que este no es ni mucho menos el final de la historia. Una vez
más nos quedaremos con la miel en los labios y esperando por un próximo número
que nos encamine hacia la conclusión de esta irreverente saga.
Por
su parte Alessandro Barbucci, quien
ha hecho un stop en la serie Ekhö para retomar el dibujo de Sky Doll, rubrica un trabajo
sencillamente magistral, me atrevo a decir que incluso superior al de
anteriores números: precioso, complejo, exuberante, colorido, sensual, creativo
y capaz de dejarnos con la boca abierta a cada página. Sin duda un trabajo
nacido de una nueva sinergia creadora junto a su compañera Canepa, de la que
surge este nuevo y fascinante mundo, que sigue ampliando el universo sin
límites de Sky Doll.
Norma Editorial publicó este cuarto tomo entre sus novedades del pasado mes de
diciembre, repitiendo el formato de tapa dura de anteriores números (ojo, no
confundir con el tomo integral), al precio de 15€.
Seguiremos
esperando hambrientos más historias de nuestra muñeca espacial favorita, pero
mientras tanto podemos degustar las páginas de Sudra, al que esta semana le quiero conceder mi sello de aprobación del Capitán
Latinoamérica.
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