martes, 3 de noviembre de 2015

El escultor

El escultor

Autor: Scott McCloud (guión y dibujo).
Editorial: Planeta Cómic.
Formato: 496 páginas, bitono, tapa dura + sobrecubiertas.
Año de publicación: 2015
Precio: 35€



Esta semana quiero recomendaros la que posiblemente sea la mejor lectura del año, estoy hablando de "El escultor", la intimista obra de Scott McCloud.

David es un joven artista que vive sus horas más bajas en la ciudad de Nueva York. Solo en el mundo y con su carrera yéndose por el desagüe, parece que su vida ha tocado fondo de manera irremediable. Pero todo cambiará cuando la Muerte se le aparece para hacer un trato con él. Le concederá el mayor sueño de su vida, poder esculpir con sus propias manos cualquier cosa que se imagine, pero a cambio morirá en 200 días. A contrarreloj deberá replantear sus prioridades y culminar su obra maestra antes de que se agote su tiempo, pero decidir qué crear le resultará más difícil de lo que pensaba. Para colmo su vida se complicará aún más el día que se enamora de una intrigante chica llamada Meg.

Cuando hablamos de “El escultor” hablamos de una tragicomedia urbana, una historia agridulce con un regusto semejante al del cine independiente sobre relatos de lo cotidiano, fresco, directo y tratando temas tan universales como el amor, la muerte, el sentido de la vida y el afán por trascender en ella. Y al igual que en otros relatos del tipo (ya sea cine, literatura o cómic) funciona en cierta medida gracias a ciertos estereotipos puestos en escena desde la primera página para que la historia pueda ponerse en marcha.
Esa historia es la de David Smith, un artista atormentado a quien la tragedia ha acompañado toda su vida. Sin familia, sin trabajo y viviendo al borde de la indigencia presencia cómo su única meta y pasión en la vida se desvanece. Y de modo semejante al “Fausto” de Goethe, alcanzará un pacto con la muerte a fin de poder conseguir su objetivo. Así, partiendo de un personaje que no tiene nada más que perder en la vida, Scott McCloud nos propone un relato con el que cuestionarnos nuestras prioridades en la misma. El artista obsesionado con su arte se debatirá ahora entre dedicarse en cuerpo y alma a finalizar la obra con la que inmortalizar su nombre o vivir el tiempo que le queda descubriendo las relaciones humanas y el amor, aún sabiendo que éste tendrá fecha de caducidad. La pasión por el arte y por la chica a la que ama se convertirán en el centro de su universo y en el caso del personaje de Meg cargado de un erotismo subyacente, en su papel de la eterna fantasía masculina, la chica indescifrable, vital e indomable que tanto desea alcanzar y que se convierte a la vez en su luz guía y en su lastre.

Las cuentas pendientes, el sentimiento de culpa o el del deber, las obsesiones personales y el amor son el motor principal que mueve esta historia. Ingredientes que tan habitualmente chocan en nuestras vidas en ese eterno conflicto entre los sueños que queremos cumplir y la realidad que alcanzamos. Por eso el relato de McCloud se hace tan cercano a pesar de la ficción fantástica en la que se acaba convirtiendo, pues aún teniendo en cuenta el fuerte germen autobiográfico del que surge la historia, a medida que ésta progresa el componente fantástico va ganando protagonismo hasta alcanzar su culmen en un capítulo final tan intenso como agridulce.

El otro pilar sobre el que se asienta la historia es el mundo del arte, en el que la ciudad de Nueva York juega en sí misma otro papel de personaje arquetípico. Sus círculos artísticos y los personajes que deambulan en torno a ellos son el objetivo de las pullas del autor, quien aprovecha para poner en duda los cánones y los propios mecanismos que hacen funcionar al mundillo por el que tanto se obsesiona su protagonista. Unos cánones aleatorios y manipulables que chocan frontalmente con la concepción del arte según David.

   

El estilo de Scott se caracteriza por un dibujo totalmente personal, en apariencia sencillo y que juega más con la insinuación que con la precisión, e incluso con algún destello de influencia manga reflejado en los rostros de sus personajes. Me ha sorprendido especialmente su gran capacidad para usar una extensa variedad de perspectivas y encuadres en sus viñetas a lo largo de todo el cómic, logrando hacer atractiva una narración que de otra manera podría haberse hecho muy estática e insulsa, incluso lenta por momentos, desde sus insinuantes paseos por escenarios reconocibles de la ciudad de Nueva York y sus altas cumbres, hasta los momentos de soledad en el apartamento de su protagonista. Tampoco es casual la elección de los tonos azules que impregnan todas sus páginas de principio a fin de una atmósfera expresamente creada para evocar la soledad, la apatía o la fría sensación de insignificancia de sus personajes frente al mundo.

El escultor” es una obra de gran volumen, nada menos que 496 páginas y Planeta Cómic ha sido la encargada de publicarlo en España, en formato de tapa dura con sobrecubiertas a un precio de 35€.
He de confesar que tras leerla comprendo todo el revuelo que ha levantado y puedo confirmar que sin duda se encuentra entre las mejores lecturas de este 2015. Por ello y como no podía ser de otra manera, hoy le doy mi sello de aprobación del Capitán Latinoamérica, esperando que la disfrutéis tanto como yo.


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