miércoles, 2 de diciembre de 2015

Entrevista a Álvaro Ortiz


El pasado viernes Álvaro Ortiz (Zaragoza, 1983), autor de “Cenizas” y “Murderabilia”, hizo una parada en Pontevedra durante la apretada gira de presentación de su último trabajo, “Rituales”, una historia cargada de costumbrismo, humor negro, fenómenos extraños y misteriosas estatuillas.  
Y con motivo de su visita tuve la ocasión de realizarle una entrevista que me brindó la ocasión para conocerlo un poco mejor y hablar detenidamente sobre el arduo proceso de creación de "Rituales" .


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Buenas tardes Álvaro, para empezar tengo entendido que esta historia en un principio nació como algo diferente a lo que acabó siendo ¿Qué tiene que ver Caravaggio en todo esto?

Bueno no es exactamente así, o sea, originalmente la historia es tal y como ha salido, lo que pasa que entre medias se cruzó otro proyecto diferente que era una idea que yo barajaba hacía tiempo para hacer algo sobre la figura de Caravaggio. Hubo un momento dado en el que intenté mezclar los dos proyectos, pero más tarde me quedé sólo con el proyecto de Caravaggio y finalmente lo abandonaría retomando la idea original. O sea que el proyecto ha cambiado bastantes veces durante el tiempo de trabajo.

Y esto surgió durante una estancia con una beca en Italia ¿No es así?

Exacto, este libro está hecho en Roma con la ayuda de una de las becas del MAEC-AECID, en la academia de España en Roma, de ahí lo del intento por retomar la idea de Caravaggio, me encontraba en el lugar ideal para hacerlo, pero no funcionó.

¿Entonces qué es lo que van a encontrar los lectores en“Rituales”?

El libro es un compendio de distintas historias, lo que pasa es que todas giran en torno a un mismo elemento que es la figura que sale en la portada y cómo ésta afecta en la vida de los personajes que la encuentran de modo casual o no casual. 
El libro en realidad es anterior a “Murderavilia”. Todo surge de una historia que dibujé para una antología que publicó Astiberri hace un par de años, coordinada por Santiago García. En su momento nos preguntaron si la historia podía tener relación con nuestro anterior libro, que en mi caso era “Cenizas”, pero le eché un poco de morro y en vez de hacerlo relacionado con el libro anterior yo hice algo que tuviera que ver con el libro siguiente y así por lo menos me levantaba diez o doce páginas de curro (risas). Lo que sucedió es que tenía una serie de historias que llevaba un tiempo apuntando y que funcionaban como historias cortas, una de ellas era “Muerderabilia”. Y en un momento dado, durante un viaje de tren en el que se me apagó el móvil y no llevaba nada para leer decidí escribir una versión más larga de la historia que al final fue “Murderabilia”. Lo que hice aquí fue retomar todas las otras ideas y completarlo todo. Aquella historia que hice para la antología fue en realidad la primera en la que aparecía esta misteriosa estatuilla. Y finalmente lo que hice fue convertir a esa estatuilla en el eje conductor de todas las demás historias que me rondaban por la cabeza.

Si me lo permites, me ha recordado un tanto a David Cronenberg, con personajes muy cotidianos envueltos en circunstancias un tanto bizarras que se escapan de su control.

Sí, bueno Cronenberg es una de esas cosas que tengo pendiente de hace tiempo… Pero sí, básicamente son eso, sí que tiene un punto muy fantástico y muy raro y extravagante, pero los personajes son personas totalmente normales que en un momento dado se ven metidos en historias muy raras o haciendo cosas muy raras.

Durante un tiempo viviste encima del almacén de un anticuario y esa historia es justamente la que da inicio a este libro ¿Hay mucho componente autobiográfico en esta historia?

Autobiográfico no, pero sí que es el libro en el que más cosas parten de hechos reales. Está todo muy ficcionado, pero sí que hay un montón de elementos reconocibles. Hay historias en las que igual es el punto de partida, otras simplemente son sitios o personajes. Es decir, que aunque no es autobiográfico hay bastantes cosas que sí pasaron.

¿Y hay alguien que se dé por aludido y se reconozca en tus páginas?
Sí que hay alguno que en algún momento tiene que leer el libro y ver que es él pero aún no me ha dicho nada.

Una de las cosas que más comentarios está suscitando es la estatuilla del pene gigante de la portada ¿De dónde sale, o no se puede decir?

No lo sé (risas). Yo ya creo que realmente fue la estatuilla la que me buscó a mí y se me metió en la cabeza para obligarme a que contase la historia. Pero no termino de saber muy bien de dónde sale, me imagino que un poco por azar.

También has elaborado un paly-list musical acorde con este último trabajo ¿Influye mucho la música en tu proceso creativo o es solo un elemento accesorio?

Me imagino que sí, son muchas horas currando y oyendo música. Hay veces en las que lo que estás oyendo se ve reflejado en lo que se dibuja y otras no. La play-list sería interesante escucharla con el libro, claro. Pero habrá gente que no lo vea y otros que sí le encuentren un punto de unión.

Y hablando un poco más de tu estilo de dibujo, se te suele calificar como naif, ¿Pero tú cómo te definirías?

Sí hay un componente naif bastante grande, a veces casi parece como un cuento infantil o algo así, pero por otro lado a nivel de detalle hace que la cosa no sea tan naif como podía parecer en un principio. El dibujo es totalmente funcional, pero para contar la historia llega un momento que ya me da igual como esté dibujado, lo que quiero es que se entienda lo que estoy contando lo mejor  posible y el lector lo disfrute.

¿Cómo autor qué influencias puedes tener de otros artistas?

Todas. Creo que ni yo ni nadie ha inventado nada nuevo. Soy una esponja que lleva treinta años fijándose en todo, comics principalmente  claro, porque me dedico a esto. Antes que autor he sido lector y he leído todo lo que me ha caído en la mano. Creo que por eso precisamente mis referencias de cine se ven más, porque cine he visto mucho menos y tengo un gusto más centrado, me flipan las películas de Wes Anderson, David Lynch, los hermanos Cohen… y esas influencias se pillan mucho más rápido. Las de cómic son más variadas y hay algunos autores que son mis favoritos pero que no tienen nada que ver con lo que yo hago, y en ese caso igual queda como una cosa un poco más diluida. E influencias de más allá del cómic... pues desde la pintura, hasta los grabados japoneses o la publicidad y la televisión. Aquí hay de hecho un rollo con las teleseries, que también es algo que estamos viendo todo el  día y pasa factura, así que lo aproveché descaradamente incluyendo las teleseries dentro del libro como un guiño que a mí me hacía gracia.

¿Y cómo responde el público a ese humor?

Lo comparten más que yo. Con los dos primeros libros la gente me decía que se reía y yo en realidad no lo concebía como algo que fuese especialmente divertido. Y en este trabajo, no sé si porque la gente te lo ha dicho e intentas forzarlo un poco más, sí que es el primero en el que he tenido la sensación de estar haciendo algo más o menos divertido, porque yo mismo me reía con algunos de los diálogos, aunque igual luego no le hacían gracia a nadie. Pero aquí sí que me lo pasé muy bien con algunas salidas de tono y con el humor que practico, que es un humor muy negro y con bastante mala baba. No sé hacer otro humor, es mi forma de ser.

En esta ocasión también ha sido un trabajo más duro quizás por cuestiones de plazos, el proceso…

El proceso fue un desastre (risas) y acabarlo fue bastante duro, no lo negaré pero bueno…

¿Debo suponer que para el próximo trabajo habrá una planificación más estudiada o seguirás con la misma dinámica?

La idea sería que el próximo trabajo no fuera tan doloroso de acabarlo, tomármelo con más calma o ver cómo lo organizo, porque en este se me fue la mano con la entrega. Por parte de la academia había interés en que el libro estuviese publicado este año y yo a la editorial les había dicho como veinte veces que lo tendría acabado en septiembre. Pero hacerse el chulo era muy fácil, luego el tenerlo terminado ya fue otra cosa. Así que algo tendré que hacer, al menos no comprometerme a una fecha de entrega hasta  que el libro no esté en un 80% terminado. Pero luego como siempre no haré ni caso y seguiré igual, cuando tenga una nueva idea escribiré a la editorial diciendo que lo tendré dentro de seis meses o una barbaridad de esas.

¿Pero satisfecho con el resultado final?

Sí, con el resultado sí, en realidad el resultado es el que tenía que ser. Si hubiera tenido cinco meses más lo hubiera acabado menos ahogado pero el resultado hubiera sido el mismo, lo hubiera hecho con un poco más de calma pero nada más.

Para ir terminando ¿Hay algún proyecto en el horizonte, hay descanso, qué toca?

De momento descanso, o sea no del todo, toca currar en otras cosas. Ahora estoy en curros de ilustración y así, a nivel de viñetas aún me tomaré un tiempo para ver qué es lo siguiente.

Disfrutaremos mientras tanto de ”Rituales”, espero que sea todo un éxito . Muchas gracias por tu tiempo Álvaro.

Gracias a ti por el interés.


No quiero despedirme sin agradecer una vez más a Álvaro Ortiz por su tiempo y a la Librería Paz de Pontevedra nuevamente por la deferencia de facilitarme la ocasión para esta entrevista.



Roberto M. Lamosa

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