martes, 14 de junio de 2016

El Club de la lucha 2

El club de la lucha 2

Autor: Chuck Palahniuk (guion), Cameron Stewart (dibujo), Dave Stewart (color), David Mack (portadas).
Editorial: Resevoir Books.
Formato: 280 páginas, a color, tapa dura.
Año de publicación: 2016
Precio: 21,9€


Han pasado ya diez años, Sebastian y Marla Singer han tenido un hijo y viven infelizmente casados. Finalmente han alcanzado la vida que siempre habían jurado no tener. Pero esa calma incómoda es la que precede a la tempestad. El perezoso pasar del tiempo ha hastiado a Marla, quien ha empezado a adulterar en secreto las medicinas que contienen el desdoblamiento de personalidad de su marido. Tyler Durden no ha muerto y lleva largo tiempo proyectando cómo recuperar su vida y sus planes. Esta vez serán terribles a menos que alguien lo evite.

No hay término medio, o lo amas o lo odias. A mediados de los noventa el Club de la lucha surgió súbitamente como un brutal alegato anarquista que nos abofeteaba en la cara (nunca mejor dicho), con un ejercicio de autocrítica que se atrevía a cuestionar nuestro ineficiente modo de vida, intentando hacernos despertar de nuestro letargo intelectual. Disfrazado como un relato de ficción el texto de Palahniuk cargaba contra los motivos de nuestra insatisfacción vital, contra la fuente de nuestra infelicidad, contra un sistema consumista y deshumanizado en el que las personas no éramos más que productos desechables dispuestos para seguir haciendo girar los engranajes de la bestia. La idea era hacer tambalear nuestros esquemas preestablecidos y cuestionarnos qué es lo que iba mal. Pero muchos no comprendieron esas verdades incómodas (o quizás sí) y otros tantos tan solo se quedaron con el espectáculo de fuegos de artificio que fue aquella (magnífica) película de David Fincher, una cinta de acción que a simple vista parecía una gamberrada rebosante de testosterona destinada al consumo rápido. La gran ironía es que la mayoría ni siquiera sabían de la existencia del libro. Pero todos aquellos que rascaron un poco en la superficie descubrieron el mordaz mensaje que su autor original quería transmitir, un mensaje hiriente con el que comulgarían todos aquellos que alguna vez en su vida hubiesen sentido esa misma deriva del sistema, donde esas falsas necesidades creadas se acumulaban ya en una montaña de sueños rotos que nunca se cumplirían; un mensaje que por el contrario repudiarían aquellos otros que vivieran apoltronados en ese impersonal y vacío modo de vida de la sociedad de consumo.
Pero con el tiempo el mensaje de Chuck Palahniuk se disolvió cual aspirina efervescente. Nada ha cambiado y la máquina sigue devorando su combustible. ¿Había llegado el momento de refrescarnos la memoria? Pues parece que el autor norteamericano creyó que sí y esta vez ha vuelto a la carga junto al artista Cameron Stewart en un medio totalmente diferente, la novela gráfica.

La propia existencia de esta secuela es un spoiler en sí mismo, así que procederé asumiendo que todos han visto o leído ya “El Club de la lucha”. Palahniuk recupera a sus personajes diez años después de donde nos dejó la primera historia. Nuestro narrador, alias Jack, ahora rebautizado como Sebastian vive junto a Marla Singer, con quien ha tenido un hijo. Ahora viven una insípida y anodina vida de casados como la que siempre habían aborrecido. Y mientras uno ahoga a sus fantasmas devorando pastillas, la otra sigue acudiendo a grupos de apoyo para enfermos terminales, donde busca el afecto unidireccional que no logra en su día a día ¿Pero hasta cuándo se sostendrá esta situación? Quizás Marla necesite reavivar la chispa y haya empezado a cambiarle la medicación a su marido. Tyler Durden nunca ha estado muerto, solo enterrado, esperando su oportunidad para reaparecer. Mientras tanto el largo brazo del proyecto estragos ha seguido creciendo a lo ancho y largo del mundo, solo necesitan una orden para iniciar sus planes largamente pospuestos y que en esta ocasión involucrarán a toda la familia de Sebastian.

    


Así comienza “El Club de la lucha 2”, con una historia que en esta ocasión afloja las riendas y se aleja de aquel argumento germinal tan cargado de reivindicaciones, se trata de una última vuelta de tuerca, un poco justa, pero válida igualmente. Sí, ahí sigue estando el siniestro nihilismo de Tyler Durden, el anarco-primitivista dispuesto a destruir y reconstruir el mundo a su gusto. Ahí siguen estando los miedos de Sebastian, vulnerable y consciente de sus limitaciones. Y ahí sigue estando todo ese mundo bizarro poblado de anti-arquetipos salido de la mente del escritor norteamericano. Pero en realidad en esta ocasión deriva hacia un desconcertante ejercicio de metaliteratura, una gamberrada maestra perpetrada por el propio Palahniuk, quien rompiendo las normas del juego se planta en medio de su propia creación para cuestionar la existencia de la misma, una metaficción autorreferencial con la que culmina su personal redención y venganza. Vamos… toda una patada en el culo a quienes siempre han desvirtuado, deformado y malinterpretado su obra a lo largo de los años (incluidos sus propios fans)... irreverente ironía. Es difícil saber dónde termina y empieza el Club de la lucha, pero quizás aquí encontréis algunas respuestas.

En el apartado gráfico Cameron Stewart, a quien ya conocemos de anteriores trabajos como “AIDP” o “Batgirl” entre otros, rubrica en esta ocasión un trabajo de casi trescientas páginas marcado no solo por su característico estilo de dibujo, de trazo firme y anguloso, sino que además en esta ocasión ha sabido experimentar con estructuras alternativas y elementos invasivos sobre las páginas que lograran plasmar la visión lisérgica y alucinatoria de ciertos momentos de la historia. Una apuesta arriesgada, pero que sin duda ha funcionado. A ello hay que sumarle una vez más el loable trabajo de Dave Stewart a cargo del color, sin el cual seguramente las atmósferas de la historia no hubieran sido las mismas. En resumen, un multipremiado tándem artístico de reconocido prestigio que cumple su trabajo con precisión militar, un dúo con suficientes credenciales como para no defraudar al lector.

    

Reservoir Books acaba de publicar este volumen recopilatorio con los diez números originales de la edición americana, en un cuidado tomo con formato de tapa dura, que además conserva las portadas originales del artista David Mack entre los capítulos. Todo al precio de 21,9€, aunque también podréis encontrarlo al módico precio de 6,99€ en formato digital a través de la web de la editorial.

¿Era necesaria una secuela? ¿Puede esta continuación estar a la altura de su predecesora o por el contrario mancillará el buen nombre del Club de la lucha? Esas cuestiones os las dejaré decidir a vosotros. Personalmente esta semana le quiero conceder mi sello de aprobación del Capitán Latinoamérica.



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