Los
zombis que se comieron el mundo
Autores: Jerry
Frissen (guion), Guy Davis (dibujo), Charlie Kirchoff (color).
Editorial: Norma
editorial
Formato: 204 páginas,
color, tapa blanda.
Año de
publicación: 2008
Precio: 18,5€
En la ciudad de Los
Ángeles en el 2064, los muertos han vuelto de sus tumbas, pero este insólito
hecho se ha convertido en algo tan habitual que el gobierno ha decretado una
ley para regular la situación y proteger a los zombis, obligando a los
ciudadanos a hacerse cargo de sus familiares aún después de muertos. Un
auténtico incordio si creías que ya no tendrías que aguantar más a ese abuelo
tan inoportuno, a esa malhumorada suegra o a ese padre tan poco afectivo que te
amargó la vida. Pero si la ley prohíbe terminantemente liquidar a esos molestos muertos
vivientes, no tardarán en surgir los oportunistas que ofrezcan un servicio poco
honesto e ilegal para deshacerse de esos parásitos tan incómodos.
Jerry Frissen arranca así con un relato de
lo más irreverente que llegaría hasta nuestras estanterías en el 2008 y con el
que daba una alocada vuelta de tuerca a un ya sobrexplotado género Z. Claro
está en esta ocasión desde la perspectiva del humor, un humor negro, sumamente gamberro,
iconoclasta, bruto y tan directo como un puñetazo al hígado.
Y es que el autor
belga afincado en Los Ángeles se sacó de la manga una historia bastante bizarra
y fuera de los cauces habituales, que tenía incluso alguna lectura subyacente
para quien quisiera verla. Sus protagonistas (de nombres muy significativos) son
tres inadaptados que han encontrado un mundo a su medida, su oportunidad para aprovecharse
de los valores sociales alterados ofreciendo una solución a las nuevas
necesidades de los ciudadanos, los servicios ilegales de captura y eliminación
de zombis molestos. Claro que tratándose de tres inadaptados como ellos,
seguramente el cauce correcto de las cosas se desvíe pronto de su rumbo. Karl
Neard, es un friki, algo pervertido y
acomplejado que enseguida se enamorará de una clienta recientemente fallecida.
Su colega Freddy Merckx es un tarugo con más músculo que cerebro, que
aprovechará el caos social para resolver los problemas a su manera, la más
bestia. Aunque en el fondo... muy en el fondo, esconda un pequeño corazón que se
desvive por la hermana de su compañero de trabajo, Maggie, la única que parece
aportar algo de cabeza al trío de cazadores.
Si bien Friessen
vierte en su guion algo de humor franco/belga y referencias que solo el público
europeo captará, aprovecha para dar pie a una serie capítulos cada cual más
demencial, en los que no deja títere con cabeza en esta especie de sátira social: los extravagantes círculos
artísticos de la ciudad, paletos zombi-racistas, luchas ilegales de boxeo zombi,
coleccionistas fetichistas de cadáveres ilustres, organizaciones militares en busca
de polémicos líderes fallecidos y…¿Qué pasa con la religión y sus santos pastores,
podría esperarse el segundo advenimiento de Cristo?
Por su parte, el
siempre genial Guy Davis, a quien ya
conocíamos por trabajos como The Marquis o AIDP, se encargó del apartado
gráfico del cómic, aportando su especial sentido de lo macabro y su capacidad
para retratar lo grotesco a esta historia tan absurda de zombis. Sin ser su
mejor trabajo, el norteamericano rubricó una obra de buena calidad, marcada por
su peculiar estilo, pero que en esta ocasión delataba un dibujo algo más
apurado y menos cuidado de lo habitual, con un diseño de personajes que tiende
más hacia lo caricaturesco, no tanto por requerimiento de la historia como por el
hecho de que su acelerado ritmo de trabajo afectase posiblemente al resultado
final. En cualquier caso, un trabajo más que loable de este artista hoy en día
ya retirado del mundo del cómic. A cargo del color nos encontramos también a Charlie Kirchoff, quien realiza un
trabajo más que solvente, con el que logra completar con bastante acierto las atmósferas
en las páginas de Davis.
Norma Editorial publicó en el
2008 este título en un solo volumen que recopilaba los cuatro capítulos
originales, en formato de tapa blanda y cuyos únicos extras son las portadas
originales que separan los capítulos. Un cómic que hoy en día podéis seguir
encontrando en vuestras librerías habituales al precio de 18,5€.
En definitiva, un
título demencial que os hará disfrutar como chimpancés esquizofrénicos al ritmo
de las alocadas aventuras de Karl, Maggie y Freddy. Y desde luego un cómic al
que esta semana le quiero conceder mi sello
de aprobación del Capitán Latinoamérica.
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