lunes, 24 de octubre de 2016

Los zombis que se comieron el mundo

Los zombis que se comieron el mundo

Autores: Jerry Frissen (guion), Guy Davis (dibujo), Charlie Kirchoff (color).
Editorial: Norma editorial
Formato: 204 páginas, color, tapa blanda.
Año de publicación: 2008
Precio: 18,5€








En la ciudad de Los Ángeles en el 2064, los muertos han vuelto de sus tumbas, pero este insólito hecho se ha convertido en algo tan habitual que el gobierno ha decretado una ley para regular la situación y proteger a los zombis, obligando a los ciudadanos a hacerse cargo de sus familiares aún después de muertos. Un auténtico incordio si creías que ya no tendrías que aguantar más a ese abuelo tan inoportuno, a esa malhumorada suegra o a ese padre tan poco afectivo que te amargó la vida. Pero si la ley prohíbe terminantemente liquidar a esos molestos muertos vivientes, no tardarán en surgir los oportunistas que ofrezcan un servicio poco honesto e ilegal para deshacerse de esos parásitos tan incómodos.

Jerry Frissen arranca así con un relato de lo más irreverente que llegaría hasta nuestras estanterías en el 2008 y con el que daba una alocada vuelta de tuerca a un ya sobrexplotado género Z. Claro está en esta ocasión desde la perspectiva del humor, un humor negro, sumamente gamberro, iconoclasta, bruto y tan directo como un puñetazo al hígado.  
Y es que el autor belga afincado en Los Ángeles se sacó de la manga una historia bastante bizarra y fuera de los cauces habituales, que tenía incluso alguna lectura subyacente para quien quisiera verla. Sus protagonistas (de nombres muy significativos) son tres inadaptados que han encontrado un mundo a su medida, su oportunidad para aprovecharse de los valores sociales alterados ofreciendo una solución a las nuevas necesidades de los ciudadanos, los servicios ilegales de captura y eliminación de zombis molestos. Claro que tratándose de tres inadaptados como ellos, seguramente el cauce correcto de las cosas se desvíe pronto de su rumbo. Karl Neard, es un friki, algo pervertido y acomplejado que enseguida se enamorará de una clienta recientemente fallecida. Su colega Freddy Merckx es un tarugo con más músculo que cerebro, que aprovechará el caos social para resolver los problemas a su manera, la más bestia. Aunque en el fondo... muy en el fondo, esconda un pequeño corazón que se desvive por la hermana de su compañero de trabajo, Maggie, la única que parece aportar algo de cabeza al trío de cazadores.
Si bien Friessen vierte en su guion algo de humor franco/belga y referencias que solo el público europeo captará, aprovecha para dar pie a una serie capítulos cada cual más demencial, en los que no deja títere con cabeza en esta especie de sátira social: los extravagantes círculos artísticos de la ciudad, paletos zombi-racistas, luchas ilegales de boxeo zombi, coleccionistas fetichistas de cadáveres ilustres, organizaciones militares en busca de polémicos líderes fallecidos y…¿Qué pasa con la religión y sus santos pastores, podría esperarse el segundo advenimiento de Cristo?
   

Por su parte, el siempre genial Guy Davis, a quien ya conocíamos por trabajos como The Marquis o AIDP, se encargó del apartado gráfico del cómic, aportando su especial sentido de lo macabro y su capacidad para retratar lo grotesco a esta historia tan absurda de zombis. Sin ser su mejor trabajo, el norteamericano rubricó una obra de buena calidad, marcada por su peculiar estilo, pero que en esta ocasión delataba un dibujo algo más apurado y menos cuidado de lo habitual, con un diseño de personajes que tiende más hacia lo caricaturesco, no tanto por requerimiento de la historia como por el hecho de que su acelerado ritmo de trabajo afectase posiblemente al resultado final. En cualquier caso, un trabajo más que loable de este artista hoy en día ya retirado del mundo del cómic. A cargo del color nos encontramos también a Charlie Kirchoff, quien realiza un trabajo más que solvente, con el que logra completar con bastante acierto las atmósferas en las páginas de Davis.

Norma Editorial publicó en el 2008 este título en un solo volumen que recopilaba los cuatro capítulos originales, en formato de tapa blanda y cuyos únicos extras son las portadas originales que separan los capítulos. Un cómic que hoy en día podéis seguir encontrando en vuestras librerías habituales al precio de 18,5€.

En definitiva, un título demencial que os hará disfrutar como chimpancés esquizofrénicos al ritmo de las alocadas aventuras de Karl, Maggie y Freddy. Y desde luego un cómic al que esta semana le quiero conceder mi sello de aprobación del Capitán Latinoamérica.


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