Alfonso Barreiro Carreño, más conocido entre sus colegas como Fon, decidió un buen día abandonar su carrera como ingeniero para aventurarse en el mundo artístico y acabar convirtiéndose en uno de los alumnos más aventajados de la escuela gallega de cómic O Garaxe Hermético. A finales del pasado año por fin pudimos presenciar la publicación de su primer trabajo profesional titulado “Curuxa: a voz de Azazel”, un relato de aventuras de corte infantil ambientado en un mundo fantástico, con el que aspira a conquistar a los lectores más pequeños de la casa. Como no podía ser de otra manera, nos desplazamos hasta las instalaciones de O Garaxe Hermético, donde nos recibieron con los brazos abiertos para poder entrevistar al autor, sobre el que recae la gran responsabilidad de abrir brecha como representante de la primera hornada de artistas salidos de la escuela. Y allí pudimos preguntarle por sus impresiones y su trabajo.
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Buenos
días Fon, la verdad es que no sé muy bien por dónde empezar esta entrevista, se
me ocurren demasiadas preguntas, pero creo que la más obvia es… ¿Cómo un
ingeniero que ya ha superado la treintena decide pegar este salto hacia el
mundo del cómic?
Bueno, la pregunta en este
caso está acertada, porque yo siempre he leído mucho cómic y tenido mucha
afición por el cómic. Y a pesar de estar trabajando como ingeniero siempre he mantenido
mi afición de seguir haciendo mis pequeñas historietas, algo malas ellas, pero
incluso llegué a tener un blog llamado Chou
Cómics, en el que junto a unos amigos de Noia íbamos publicando nuestras tiras,
chistes de monstruos, etc... O sea, que la afición siempre estuvo ahí. Qué
pasa, que yo estudié una ingeniería un poco por desconocimiento de que me podía
dedicar a ser dibujante.
A pesar de haber autores
españoles yo no veía autores gallegos. Miguel Anxo Prado me gustaba, pero por
aquel entonces no sabía que fuese de aquí. Recuerdo que me encantaba Azpiri,
Carlos Jiménez, el cómic argentino, los Astérix, los Tintin, Spirou… pero para
mí era algo que estaba muy lejos. Y entonces me metí como ingeniero y así
estuve trabajando durante algo más de cinco años, durante un período en el que
entraba y salía de esos trabajos, entré en una dinámica que consistía en
trabajar un poco e ir al paro sucesivamente, pero cada vez el paro duraba más
tiempo, no veía una seguridad o estabilidad. Hasta que un día, no recuerdo muy
bien dónde, vi la noticia de la existencia de la escuela de cómic O
Garaxe Hermético, así que investigué un poco, vine aquí, vi las
instalaciones, vi que era algo real y serio y decidí apostar por esa pasión que
me hervía por dentro y me pedía hacer historias. Y así pasó, se dieron las
circunstancias en las que coincidió estar en el paro y la apertura de la
escuela. Por supuesto si la escuela no fuera buena yo no estaría aquí, no
seguiría, pero al ver que esto funcionaba… Incluso tuve algunas ofertas de
empleo que tuve que rechazar durante ese tiempo. A pesar de todo no fue fácil,
porque para acabar los estudios tuve que ir tirando de mis ahorros e incluso contar
con ayuda de la familia. Pero me metí en esto por algo que había dentro de mí,
llámalo pasión, llámalo enfermedad… Recuerdo a los profesores diciéndome, tú
tienes auténtica necesidad de hacer historietas y contar historias. Y supongo
que gracias a la escuela todo se empezó a convertir en una realidad.
Realmente
eso es algo que admiro mucho, ese ejemplo de valentía y apuesta por la realización
personal… Ahora visto en perspectiva, terminados los estudios y con tu primer
trabajo publicado ¿cómo lo ves, mereció la pena?
Claro, mereció la pena, porque
antes de terminar el segundo año ya me había dado de alta de autónomo como
dibujante. Es decir, ya aparecieron las oportunidades de ir haciendo algún
trabajo e ir metiéndome en el mundo. Entre ellos ilustré en “A viva voz” para Isabel Pichel. Estudié detenidamente la posibilidad
de que fuese todo de forma oficial, haciéndome autónomo, e irme afianzándo un
poco en el terreno. Por otra parte Kiko da Silva (director de O Garaxe Hermético) también nos había dado
la oportunidad de trabajar a algunos alumnos cuando se hizo la revista juvenil
del Xabarín Club. Algunos publicamos allí
nuestras ilustraciones. También iba echándole una mano a Kiko en algunas cosas…
Comencé como profesor de las actividades extraescolares para los chavales. Y finalmente
saco un cómic, que fue premio de fin de carrera, con lo cual ya no solo saco un
cómic, es decir, Kiko es editor y no publica un cómic porque sí, cobras como
autor de tu trabajo. Ahora mismo estoy ya embarcado en un proyecto distinto que
se llama Trogloditas, también
infantil/juvenil y haciendo el guion de lo que será el segundo álbum de Curuxa. Así que las expectativas son
buenas, trabajando con pasión veo que la cosa va tirando para delante, como en
todo, si paras de trabajar no tendrás oportunidades.
Una
profesión sacrificada, imagino…
Sí, cualquier trabajo te
requiere muchas horas, la jornada laboral suele ser de ocho horas y a veces,
dependiendo del trabajo, esas ocho horas pueden ser incluso más. Nosotros los
dibujantes no vamos a una oficina, no hay un lugar de trabajo definido, ya no
hay los estudios que había antes, quizás existan algunos autores que se junten,
pero ya no están lugares como Bruguera… Entonces necesitas ser tú quien se
levante y se ponga a trabajar, pero a veces es un poco complicado, porque sí
que es cierto que no tienes un horario de trabajo definido y en ocasiones acabas
haciendo muchas más horas, terminando de madrugada, o madrugando a diferentes
horas… Pero lo importante es la constancia, imponerse ese mínimo de ocho horas
diarias para que las paginas vayan saliendo. Yo en cuanto terminé este cómic ya
me puse con el siguiente y de hecho ya está muy avanzado. Sí que es cierto que
cuando decimos muchas horas, también hay que contar en ocasiones con fines de
semana, noches… sí, es un trabajo de mucho sacrificio, pero al mismo tiempo muy
gratificante, porque estás haciendo algo que te está aportando felicidad.
Me
imagino que habría algunos autores de referencia que te conducirían hasta aquí.
Sí, en mi caso de pequeño leía
mucho Mortadelo y Filemón, Pulgarcito de Jan me encantaba… pero
digamos que este enamoramiento por querer hacer historieta desde pequeño me
llegó con Dragon Ball (risas) y creo
que fuimos muchos los que caímos con eso. Era un auténtico vicio pasarse el día
con el lápiz en la mano haciendo dibujos de Son Goku. Y a partir de ahí empecé
a hacer historietillas muy similares… así que sobre todo podemos señalar a
Akira Toriyama. Creo que en Curuxa se nota muchísimo la influencia de Toriyama,
con esa niña que emprende una aventura en un mundo mágico, con referencia a
muchos de nuestros monstruos, en el que hay no solo personas, también gatos,
fantasmas, mezcla de animales con personas. Creo que fue algo que salió sin querer
hacerlo conscientemente. Después también leía mucho Cimoc, Creepy, 1984, empecé a descubrir más mundo
después de Dragon Ball, conocí a Azpiri, todos los argentinos, El Eternauta,
Miguel Anxo…
Vamos
a habla un poco sobre tu primer trabajo “Curuxa:
a voz de Azazel” ¿De qué trata?
Pues es la historia de una
niña que es meiga (bruja). A los niños de su aldea y a ella les roban las voces
porque hay unas brujas que están buscando una voz especial, una más mágica y
más bonita, porque cuanto mejor es la voz de la bruja mejores son los conjuros
que puede hacer. Por desgracia es una voz muy hermosa pero que pertenece a un
demonio, algo que se menciona un poco a nivel de flashback y las brujas buscan desesperadamente esa voz. La bruja
que la tenga será la más poderosa y no tendrá rival, sin un ánimo especial de
ser malvadas, simplemente quieren esa voz para que nadie les pueda hacer
sombra. Así Curuxa tiene que emprender la aventura de recuperar las voces, lo
que pasa es que vive en un mundo mágico donde las brujas necesitan su voz para
poder hacer su magia. Por lo tanto tendrá que ir encontrando el apoyo de sus
compañeros. Y de ahí viene un poco la doble intención de esta historia, que a
pesar de ser una aventura, no hay que olvidar que es para niños y niñas y hay
que transmitirles un mensaje. En este caso Curuxa al tener esa impotencia de no
poder hacer su magia, desea ser una persona igual que nosotros, ya que todos se
meten con ella. Así irá conociendo una serie de amigos que la podrán ayudar
para alcanzar sus objetivos. Ese mensaje de por qué nos apoyamos unos a otros
es una cosa especialmente importante para mí, porque viendo mi propia
experiencia, pienso que sin el apoyo del Garaxe
Hermético o el de mi familia no habría llegado a hacer este cómic, mi
pareja en algunas cosas me aguanta y en otras menos (risas) pero también ha
sido súper importante, motivándome para lograrlo. Y entonces sentí que este
cómic no era solo mío, sino que también se lo debía a todos ellos, fue un
proceso de mejora continua gracias a todos ellos y ese es el mensaje que quería
incluir aquí.
Resulta
inevitable pensar en la mitología y folclore gallegos, ya que estamos hablando
de brujas, hombres lobo… ¿Fue una elección muy consciente?
Pues sí, fue muy consciente
porque también tengo mucha influencia por otra parte del mundo de la animación,
especialmente del Estudio Ghibli de Miyazaki y Takahata. Y algo que hacen mucho
allí y en la animación japonesa en general, es coger mucho de su cultura y
folclore, cosas que a nosotros nos parecen novedosas y exóticas, pero allí son
algo normal y cotidiano. Pensé que aquí en Galicia también teníamos muchas
cosas que exportar y que podíamos sentirnos orgullosos de hacer referencia a lo
nuestro. Y que por otro lado la gente de fuera vea que eso tan fantasioso en
realidad es algo que existe y forma parte de nuestra cultura. Un poco por eso
elegí hacer esas referencias a las brujas, la Santa Compaña, las aureanas del Miño… había muchas otras
leyendas que quería meter pero se quedaron fuera, pero quedan ahí guardadas en
la recámara para futuros trabajos. Pienso que es muy importante no olvidarse de
quién eres, en este caso hablamos de Galicia y tenemos mucha cultura propia que
podemos explotar, incluso el humor que tenemos es un humor muy goloso que
también tiene su hueco. Y creo que es muy importante que un autor incluya cosas
de él mismo y así reivindique toda esa cultura propia.
Me
resulta también muy curioso que se te pregunte tanto por el hecho de que la
protagonista sea una niña ¿Esa también fue una decisión meditada?
Variaciones en las páginas durante el proceso de creación. |
Como
bien dices, es una obra destinada a un público infantil/juvenil, pero dejando
un poco de lado esa visión más fría o desde el punto de vista profesional del
estudio de mercado, imagino que en este caso también hay que mantener vivo a
ese niño que llevamos dentro para saber dirigirse a este público en concreto,
que por otra parte es muy exigente.
Sobre todo a nivel de
lenguaje, a nivel de personajes es muy importante. En los primeros borradores
que tenía de Curuxa me di cuenta de
que era muy sosaina para los chavales de ahora, daba la impresión de que lo
estaba escribiendo para niños de hace veinte años (risas). Me costó muchísimo,
pero me ayudó el hecho de estar dando clases aquí a otros niños, porque podía
observar un poco su manera de comportarse entre ellos, sus manías, su forma de
hablar… A veces tenía miedo de hacer chistes que pudieran resultar de mal gusto
u ofensivos, pero luego escuchándolos a ellos el que se escandalizaba era yo
(risas). Así que tuve que llevarlo hacia otro lenguaje. Pero sí, ese niño que
llevamos dentro yo siempre lo he seguido alimentando, sigo leyendo a Spirou, a Mortadelo, Astérix, los Pitufos, ya me he lanzado a comprar
la nueva colección de Lucky Luke
(risas) Y aunque me gusta el cómic adulto, posiblemente este otro sea el que
más disfrute, por eso también estoy un poco ahí, porque es lo que me gusta.
Tras tu paso por la escuela conseguiste hacerte un hueco y ya es habitual verte ahora trabajado por aquí. Has dado el salto de alumno a profesor ¿A qué hay que tenerle más miedo, al papel en blanco o a los alumnos?
(Risas) pues yo creo que a los
alumnos en blanco. Cuando tú te bloqueas conoces la manera de solucionarlo, pero
cuando es un niño el que se bloquea es todo distinto. Tienes que conocerlos
mucho, cuando empiezas con alumnos nuevos y ves que se bloquean tienes que irlo
llevando de diferentes maneras y no siempre aciertas. A veces lo que le
propones no consigue hacerle arrancar. Realmente le tengo más miedo al folio en
blanco del alumno…curiosamente a mi folio en blanco no le tengo mucho miedo,
quizás por inconsciencia o porque llevas guardando todas las ideas desde hace
tanto tiempo que ahora las estás soltando todas de golpe y la cabeza ya no
para. Así que cuando tengo el papel en blanco enseguida me pongo a abocetar y
casi me tienen que echar el freno los demás. Como dirían en Rocky… la mirada del tigre, el aspirante que
sale a comerse el mundo (risas). Bromas aparte, al final los niños son muy
verdaderos, son muy agradecidos y da gusto trabajar con ellos.
Ya
llevas algunas presentaciones de tu primer trabajo a las espaldas, pero me
imagino que resultaría especialmente satisfactorio presentarlo en casa.
Sí, en Noia todo fue genial,
no me esperaba que la gente respondiera tan bien. Solamente en la presentación
se vendieron cincuenta y pico ejemplares. E incluso después la gente que no
pudo asistir me lo fue pidiendo, o me llamaban y escribían mensajes
preguntándome por él, porque por aquel entonces el libro aún no estaba en las
librerías. Y la verdad es que quedé súper contento, lo que no me esperaba era
tanta asistencia de gente, ya venía de alguna firma junto a los compañeros de O Garaxe, pero nunca con tanta gente
junta, esa parte me agobió un poco (risas). Pero muy contento después, incluso
cuando la gente te va parando y preguntando por curiosidades como… ¿por qué elegiste el nombre de Azazel? Me
lo preguntaba alguien que, por otra parte dio un poco en el clavo, ya que en un
relato de Asimov, Azazel es un demonio, pero no especialmente malo sino más
bien picarón. Disfruto de esos pequeños detalles.
Háblanos
un poco de tu proceso creativo. Por lo que sé tienes más gusto por las técnicas
tradicionales.
Sí, lo mío con las técnicas
tradicionales fue un flechazo, especialmente después de ver el proceso creativo
de Kiko da Silva. Obviamente él se mueve a otro nivel, para llegar a eso hay
que llevar muchos años en la profesión. A partir de ahí hice muchos intentos de
trabajar a modo tradicional.
El proceso básicamente
comienza haciendo un guion por escenas, definiendo todas sus acciones y una vez
que tienes todas las escenas empiezas ya con un guion más cinematográfico, por
decirlo así, viñetas con sus diálogos. A continuación hacemos un esquema de
cómo entrarían esas viñetas dentro de las páginas. Yo no soy un dibujante muy
suelto, necesito pulir mucho el dibujo, por lo que necesito repetir cincuenta
veces las cosas hasta obtener lo que quiero y cuando ya estoy satisfecho con el
resultado recurro a la mesa de calco para redibujar por encima de ese lápiz la
versión definitiva. Luego lo paso en la mesa de luz al papel de acuarela y ya
me meto con los acrílicos y las texturas. En este caso me ayudó mucho el alquil, que es una cola que me sirvió para
frenar el trazo del pincel, ayudándome a hacer las texturas de los árboles o
las piedras, era algo difícil de controlar, pero luego ya se va cogiendo la
técnica adecuada. Y una vez terminado el acrílico ya salto a los personajes,
con un rotulador apincelado de tinta se va perfilando. A partir de ahí se escanean
las páginas y ya en el ordenador se hace el retoque digital, por ejemplo para
las bolitas de las voces, las estrellas en el cielo, de hecho los cielos están
hechos aparte, efectos de luz, los bocadillos y textos… era algo que me
aportaba más agilidad al trabajar. Y finalmente toca maquetar, imprimir y rezar
para que todo quedara bien y no haya ningún fallo. En ese punto conté con la
inestimable ayuda de Kiko, porque a mi me faltaba cierta experiencia con eso.
Ahora
que ya te has sacado a Curuxa de la
cabeza y está en las estanterías de las librerías, cuéntanos en qué otros
proyectos estás metido.
Pues el proyecto más inmediato
es hacer otro cómic infantil/juvenil de Troglo e Dita, que son aventuras
mudas con un hombre (Troglo) y una mujer (Dita) como protagonistas, con
dinámica de chistes o gags cómicos, pero también habrá animales y dinosaurios, por
ello también esperaba que transmita alún mensaje, con el tratamiento de las
mascotas, los inventos. Incluso habrá hueco para algunos chistes de corte
amoroso, con los torpes intentos de Troglo por conquistar a su compañera. Y ese
digamos que será mi segundo proyecto, que curiosamente fue en realidad mi primer
proyecto aquí en la escuela, algo a lo que ya le venía dando vueltas desde hace
tiempo, de hecho había llegado a hacer veinte páginas en mi primer año, pero
tomé la decisión de rehacerlas. Algunas ya se editaron en el Diario de Pontevedra, y el año pasado
también se fueron publicando mensualmente en Sermos Galiza. Más o menos voy por la mitad del proyecto.
Después estoy metido de lleno
en el guion del segundo tomo de Curuxa,
me gustaría tenerlo para el 2018. Y otra pasión que tengo son las películas de
vaqueros, que heredé de mi padre, así que tengo pensado el proyecto de un western, aunque aún no sé cómo hacerlo.
Quizás lo enfoque una vez más para un público infantil o quizás me meta ya en
juvenil. La idea es hacerlo en clave de humor. Ahí está Lucky Luke, que es un humor más elegante, más tranquilo; personalmente
siempre me ha gustado un western más desenfadado, soy más de Trinidad que de John Wayne (risas). Por eso busco un western de humor, con cierto
toque de fantasía también, con el tema de los indios, que tiene mucha fantasía
que no se está aprovechando, o se afronta de una manera más seria. Esos son más
o menos los proyectos en los que ando metido. Tengo una vaga idea de otras
cosas de ciencia ficción, pero es pronto para decirlo.
No
te lo pregunté antes, pero no sé si con Curuxa
habría más peso sobre tus hombros por la salida de tu primer cómic o por parte
de los profesores que veían salir el trabajo de su primer alumno.
Como diría Gandalf… ¿A dónde vas insensato?... (risas) Realmente
yo era ese insensato que estaba obcecado con hacer su comic lo mejor posible,
pero no era consciente de ello para nada. Sabía que estaba compitiendo con mis
compañeros, pero tenía que haber alguno que fuera mejor y ese lo iban a
publicar, yo solo pensaba en eso. E incluso cuando conseguí la publicación, me
planteaba hacerlo lo mejor que pudiera. Estoy segurísimo de que la presión era
muchísimo mayor por parte de los profesores, pues al fin y al cabo se tenía que
demostrar que de aquí están saliendo autores de cómic. No es algo que me
resbalara, ellos veían su escuela, tras tres años de ahí salía su primer cómic
y no podía ser un desastre. Supongo que por eso también nos meten tanta caña,
es algo que no ves como alumno. A mi Kiko me hacía repetir muchas cosas, él ya
tiene un criterio muy profesional para que no salga cualquier cosa. No sé si
sería igual para todos los profesores, pero sí para Kiko, que es el director de
la escuela y se juega más. Es como un entrenador de fútbol, es la primera
cabeza que rueda (risas). También hay que agradecer ese esfuerzo que hacían,
que nos machacaban tanto para hacernos mejores, pero yo no tuve esa presión,
estábamos tan arropados por profesionales que en todo momento nos iban
aconsejando... De hecho una vez finalizada mi estancia en O Garaxe, en un acto de humildad les dije claramente que no quería
quedarme de repente solo y cagarla y ahí se ofreció Kiko da Silva a tutorizarme
en el proceso y mostrarme el camino, inicialmente había sido Fran Bueno durante
el curso. Y así fue saliendo hacia delante. Me sentí muy arropado en todo
momento.
¿En
ese aspecto cómo ves la labor de la escuela como cantera de futuros autores? ya
no me limito solo a nivel autonómico, sino quizás nacional o internacional ¿De
hecho, cómo ves el panorama actual?
Pues a nivel gallego yo creo
que estamos viviendo un buen momento, tenemos por ejemplo a Fran Bueno
trabajando para el mercado americano, Miguel Porto que hace mucho libro
ilustrado pero también hizo algún trabajo para el mercado norteamericano,
Fernando Iglesias sacó “Impresiones de la
isla” con Portela como guionista. Kiko que es un fuera de serie, Miguel
Anxo Prado, Emma Ríos, David Rubín… gente hay de sobra y muy buena. Pero para
abrirse paso en este mundo tienes que estar… no voy a decir a su altura, porque
ellos ya están a otro nivel, pero hay que producir un producto decente y ellos
se están esforzando para que los autores que salgan de aquí sean decentes e
incluso más que decentes. Los dos chavales que ganaron el premio de fin de
carrera del año pasado son brutales, Inés o Daniel Corrada son gente que va a
dar mucho que hablar. Lo que pasa es que no todos obtendrán ese premio, pero
eso no significa que no sean buenos. Por eso estoy seguro de que cada vez irán
saliendo más autores que tendrán una oportunidad. Quizás en diez años podamos
estar hablando de una generación Hermética si todo sigue
un buen curso. Por eso pienso que la escuela está haciendo una labor muy
importante y estoy seguro que de aquí a diez años, de todos los autores
gallegos que se hable en el panorama, el ochenta por ciento habrán salido de
aquí. Igual que hoy en día se habla de la Escuela
Joso, con los años se hablará de los autores que vienen de O Garaxe
Hermético.
Ya
para terminar ¿algunas palabras para los autores noveles que estén pensando en
dar sus primeros pasos en el mundo del cómic?
Mucha gente me pregunta ¿Vale
la pena matricularse en O Garaxe
Hermético? Esto es como todo, son las ideas de cada uno, no dejes que otros
opinen por ti, si tienes la oportunidad y deseas hacerlo pues inténtalo, si
tienes la necesidad de contar historias, pues adelante. E incluso si decides
meterte, no te quedes solo con lo que te manden hacer los profesores, porque
después en el mundo laboral no va a ser solo lo que tú quieras hacer o solo los
encargos que te manden, siempre va a haber algo que tenga que surgir de ti. Si
tú mismo te impones más metas esos años que tú estés aquí, verás que son mucho
más productivos. Tienen que pensar en algo que les lleve más allá. No sé cómo
es el cerebro que se toma algunas cosas como una obligación que te imponen tus
maestros, incluso aun siendo algo que te gusta, pero no te apetece hacerlo.
Pero si tú te planteas que realmente te apetece hacer eso, lo sacarás adelante encontrándole
el punto atractivo que necesites. Y que tampoco se queden en los autores que
les gustan, que busquen a su vez de dónde beben esos autores y amplíen sus
referencias y sus horizontes. Ese sería mi consejo, si de algo vale (risas), no
sé si soy el más adecuado para dar consejos.
Pues
muchas gracias por tu tiempo Fon y te deseo una larga carrera en el mundo del
cómic.
Igualmente agradecido, por
este blog que resulta tan importante para dar a conocer a la gente el mundo del
cómic. A veces a nivel profesional se
están haciendo cosas que distan mucho de la calidad de lo que hacéis gente como
tú, desde blogs, o podcasts, muy entusiasmados y con un amor sincero por este
mundo, divulgando para un público no necesariamente especializado la gran
variedad que aquí existe.
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