Paletos
cabrones 1. Aquí yace un hombre
Autores: Jason
Aaron (guion), Jason Latour (dibujo).
Editorial: Planeta
Cómic
Formato: 128
páginas, a color, tapa blanda.
Año de
publicación: 2016
Precio:
14,95€
Tras
cuarenta años de ausencia, el viejo Earl Tubb ha vuelto su ciudad natal para
recoger las pocas pertenencias familiares que quedan en la antigua casa de su
padre. En el condado de Craw, Alabama, hogar de la Boss BBQ, el equipo vencedor
Runnin’ Rebs y un auténtico hervidero de paletos sureños, las cosas parecen no
haber cambiado demasiado en todo ese tiempo… o quizás sí. El exitoso entrenador
Euless Boss parece dirigir el lugar con mano de hierro, dirigiendo sus negocios
turbios sin oposición. Pero Earl es un viejo demasiado testarudo como para hacer
la vista gorda ante sus abusos…
“Southern
bastards” en el original, retitulado aquí como “Paletos cabrones” quizás para evitar susceptibilidades y
malinterpretaciones, es exactamente lo que su título promete, una historia de
un género ya conocido por todos, sobre todo en el ámbito cinematográfico y que
bien podríamos bautizar como un paleto
western, o un redneck western… en
fin, un drama criminal poblado de tíos
duros y ambientado en un escenario opresivo y marginal tan genuino de los estados
sureños de los USA.
La premisa no es nueva y hasta
podría parecer incluso previsible, pero en realidad nos encontramos con un
acertado relato salido de la mente de Jason
Aaron, curtido autor del universo Marvel
o de obras como Scalped, nativo de
Alabama y buen conocedor de la idiosincrasia de sus tierras, quien tiene mucho
que aportar a un género tan poco explorado en el mundo del cómic. Precisamente,
partir de unos personajes ciertamente arquetípicos es lo que le ayuda a que la
trama alcance un buen ritmo desde su comienzo, pudiendo dar paso así a la
verdadera historia de interés, la de Earl Tubb, hijo del antiguo Sheriff del
condado, quien en su juventud abandonó su sórdido hogar natal huyendo de la
sombra de su rígido padre. Tras su vuelta a la ciudad, su odio hacia todo lo
que tiene que ver con ella no logra sobreponerse a los valores de rectitud que
aquel cabrón le inculcó. La apática población del lugar, aparentemente embobada
con los éxitos deportivos de su equipo de football
parece consentir que el turbio entrenador Euless Boss, un hombre que acumula
tantos trofeos como cadáveres bajo las gradas, campe a sus anchas y maneje sus
negocios turbios sin oposición. Se presenta así el conflicto moral de su
protagonista, otro testarudo cabrón que no puede evitar convertirse en aquel a
quien nunca quiso imitar. El hombre justo que sólo deseaba una breve estancia
en su pueblo acabará topándose ahora con una sucesión de conflictos de consecuencias
imprevisibles.
Pero esto no es más que el
comienzo, el arco argumental de este primer número, concluye dando pie a una
historia que promete crecer con resultados igualmente imprevisibles y que de
hecho ya cuenta con un segundo tomo publicado.
El dibujo de Jason Latour, muy rudo en sus líneas y
a pesar de ello muy preciso y certero, sin duda es otro de los grandes aciertos
de este trabajo, que logra una perfecta puesta en escena, con sus personajes de
facciones groseras y sus escenarios habituales cargados de personalidad e
información. Mención aparte merece también el audaz ritmo narrativo que logra
imprimir a sus viñetas, así como las amargas paletas de colores con los que construye
y delimita los paisajes emocionales tan necesarios en esta historia.
Planeta
Cómic es la responsable de la publicación de este título, en
formato de tapa blanda (quizás algo endeble para mi gusto, si hubiera que
señalar algún inconveniente) y que incluye entre sus extras una galería de
portadas alternativas, una breve sección de bocetos, biografías de los autores
y una curiosa receta de pastelitos fritos de manzana a cargo de la madre del
autor. En la actualidad la serie consta de dos números publicados, al precio de
14,95€ cada uno.
En definitiva, una lectura más
que recomendada, no en vano ha sido galardonada con los premios Eisner a mejor serie del año y al mejor
guionista. Un título al que esta semana le quiero otorgar mi sello de aprobación del Capitán
Latinoamérica.
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