Tras su brillante ópera prima Papel estrujado y la rabiosa El mundo a tus pies, Pep Domingo, más conocido por el sobrenombre artístico Nadar, vuelve a la carga con su tercer trabajo publicado hasta la fecha en España, ¡SALUD!, en el que forma dúo artístico con el francés Philippe Thirault para remitirnos hasta tierras coruñesas en la década de los setenta, con una historia tan real como sorprendente. Nuestro reportero Roberto M. Lamosa tuvo ocasión de encontrarse con el artista valenciano para hablar de su carrera y sus últimos trabajos en la entrevista que a continuación os ofrecemos.
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Me surge la duda de si tras haber comenzado tu carrera como autor con dos títulos tan brillantes como fueron Papel estrujado y El mundo a tus pies, has llegado a sentir algo de vértigo ante la perspectiva de afrontar tu nuevo trabajo, cuando las expectativas son tan altas.
Pues sinceramente no, porque simplemente intento no pensar demasiado en eso.
Es decir, lo que más me interesa es hacer bien mi trabajo, me centro en mi
obra, lo que dirán o no dirán obviamente si es todo bueno pues mejor. Pero la
verdad es que no, no siento ese vértigo. Además tengo la fe de que siempre lo
que vas a hacer después de alguna manera va a ser mejor, si no lo pensaras no
lo harías nunca, no seguirías haciendo más. Tengo la confianza en poder
superarme.
En esta ocasión es Philippe
Thirault quien guioniza la historia de ¡Salud!
¿Cómo acabó en tus manos?
Pues Futuropolis, la editorial que me publicó en Francia Papel estrujado tenían este guion, los
editores ya conocían Philippe y él les había vendido su guion y pensaron en mí
para dibujarlo. Fue así como llegó, me pasaron el guion, me gustó, le vi
también una oportunidad de trabajar para el mercado francés y me dije… pues
igual me apetece dibujar una obra sin estar todo el día pensando en el guion,
centrarme en el dibujo que puedo hacer y comprobar si lo puedo conseguir. Y así
comenzó todo.
¿Y qué tal ha resultado
trabajar sobre el texto de otro, ha sido más llevadero o una complicación?
A ver, es un corsé, pero siempre tiene cosas súper interesantes. A parte de
lo que te decía antes de que te puedes centrar en el dibujo, es que eso te abre
un mar de experimentación y reflexión interesante. Después también aprendes
cosas, porque cuando te ves dibujando algo que otra persona ha pensado, con
otra forma narrativa y otra manera de contar las cosas a la que tú harías, pues
en el fondo, es un corsé del que aprendes un montón. Además me ha dado manga
ancha, así que en resumen, bien.
Pero quizás nos estamos
adelantando un poco con estas preguntas. Para quien no lo sepa, explícanos un
poco de qué trata la historia de ¡Salud!
Pues para empezar ¡Salud! es una
historia real. Philippe conoció en un bar no hará muchos años a un hombre con
quien llegaría a entablar una relación de amistad y que le explicó esta
historia. ¡Salud! es una historia
ambientada en los finales del franquismo, principalmente en A Coruña, aunque
también hay parte que transcurre en París. Pues bien, este hombre en la época
era un tío con mucha energía y un ego muy alto, es un personaje que ya veréis
que tiene mucha rebaba y sus luces y sombras como se dice habitualmente; entonces
se casó con una gallega y se instaló en A Coruña, donde abre un restaurante y
bueno… de eso va la historia (risas). Tiene un punto de novela negra y hemos
intentado ser lo más fieles a esa época, que es un momento del que tampoco hay
tanta documentación, no es como la Segunda Guerra Mundial, o algo así, sino
principios de los años setenta en un lugar como A Coruña, así que costó
encontrar esa documentación, pero hemos intentado ser lo más fieles. Yo por lo
menos desde mi parte, que es la gráfica, es lo que he intentado hacer.
Curioso que sea un autor
francés quien escriba una historia ambientada en A Coruña en la década de los 70.
Me pregunto si fue difícil plasmar ese espíritu en las páginas.
Sí, porque no has vivido esa época, no es mi caso. La suerte es que mi
padre siempre ha sido una persona muy metida en política y en esa época no era
una excepción. De alguna manera, preguntándole y cotejando cosas… ¿Esto, está
bien? ¿Cómo lo ves?... Pues esa verosimilitud de alguna manera la ha inspirado
mi padre. A mayores lo de siempre, mirando muchas fotos, leyendo alguna cosa… Siempre
que tratas una época que no es la tuya cuesta más. Para mí, que no soy una
persona para la que sea natural documentarse, porque mis historias no suelen
requerirlo, pues sí, posiblemente me costó más que a otras personas (risas).
Hablando más estrictamente
del apartado gráfico, también afrontas un estilo diferente, tanto en la línea,
los colores, las texturas ¿Tuviste algún referente?
Claro que habrá referencias, pero de buscarlas ya se encargará la gente, yo
simplemente quería prescindir de la línea, meter una paleta de color reducida,
que aquí debe tener tres o cuatro tonos… Y que de alguna manera no fuera
coherente con la historia, es decir, si la historia tiene una parte más lúgubre
y más tristona, darle una paleta que rompiera con esa idea. Y por supuesto que
tuviera también algo de época. Aunque en realidad yo creo que es contemporánea,
al mismo tiempo es moderna pero tiene ese punto de experimental, me apetecía
hacer algo así.
¿Cuál es tu método de
trabajo habitual, le concedes más peso al digital o a las técnicas
tradicionales?
Pues mira, es que he pasado por muchos. En ¡Salud! y todos los anteriores hacía el lápiz y el boceto todo a
mano, lo escaneaba y luego acababa en digital. Pero en el último que he hecho,
que aún no se ha publicado en España, he trabajado con papel, pluma, pincel,
tinta… y por ahí voy a seguir ahora. El digital me iba muy bien hasta el
momento, pero ahora simplemente me apetece trabajar “analógicamente” (risas), a
lo clásico.
No quería pasar por alto tu
anterior trabajo, El mundo a tus pies, que personalmente considero brutal.
Una obra que retrata no solo una crisis económica, sino también generacional; pero viendo el paso del tiempo desde que se publicó ¿Crees que hoy habría algo que cambiar?
Sí, creo que sí. Cuando hice esa historia estaba muy encabronado y eso está
bien. Lo que pasa es que cuando te desinflas pues es como todo, siempre le ves
la rebaba que es un pelín excesiva, en algunos puntos muy visceral… Pero lo
mismo que yo le veo malo, es también lo bueno que tiene de alguna manera.
Entonces no sé lo que cambiaría, si la tuviera que volver a hacer
creo que simplemente no la haría, porque fue fruto de un momento muy concreto, que por supuesto
sigo defendiendo y no es algo que se me haya pasado, pero lo enfocaría de un modo
diferente, no sé cómo, ni siquiera me lo he planteado.
¿Reconoces algún elemento
común o un factor que compartan tus obras?
Buf… Creo que personalmente en mi manera de trabajar suelo tener tendencia
a centrarme mucho en los personajes, hay gente que quizás tiene un discurso más
formalista o se centra más en tramas. Yo explico muchas cosas a través de los
personajes, tengo una visión humana digamos, trabajo mucho el guion y la
estructura también, pero los personajes, su psicología, su desarrollo, tienen
un peso fuerte y notable en las historias. Creo que esa es mi manera, aunque
trabaje temas de género en el futuro, o historias de otro tipo, creo que
siempre que creo una historia los personajes tienen que vivir y tener un peso
especial. Y creo que eso es lo que de alguna manera lo une, aunque es algo
prematuro para hablar de lo que une mi trabajo, porque no tengo tanto (risas).
Pero al menos esa es mi vocación, creo personajes y a partir de ahí ellos
andan.
Tengo entendido que hacia al
inicio de tu carrera no sabías muy bien hacia dónde enfocar tus ideas, si hacia
la narrativa pura y dura o hacia el cómic ¿Notas en ese sentido que ha
evolucionado tu forma de narrar?
Sí, yo creo que sí. Normalmente hay momentos en que no sabes muy bien hacia
dónde tirar, y yo tenía una pulsión literaria, como mucha gente. Lo que pasa es
que hasta que consigues de alguna manera que esas dos sensibilidades, que de
entrada pueden parecer tan diferentes, se vayan juntando poco a poco en un
mismo discurso… eso requiere tiempo, esfuerzo y también elecciones muy claras y
directas de tirar por un sitio o por otro. Pero creo que es muy pronto para
saberlo, ni siquiera a día de hoy podría decir que tengo una manera de trabajar
concreta o un estilo, aún estoy encontrándome, interiormente lo pienso… y quizá
esté siempre así, pero creo que esa es la carrera normal de cualquier persona.
En tu caso, la Beca Alhóndiga te permitió ir a la Casa des Auteurs Angouleme, de donde estáis saliendo algunos de los autores más notables del panorama nacional ¿Qué peso le
concedes a las becas y este tipo de iniciativas a la hora de iniciar una
carrera como autor en España?
No puedo hablar por todos, pero en mi caso fue súper decisivo. Yo en aquel
momento estaba trabajando (felizmente también) a días en una librería de lunes
a sábado y tenía muy poco tiempo para trabajar en esto la verdad. Y tenía
muchas ganas de hacer cosas, tenía el tintero llenísimo, pero si no tienes
ninguna oportunidad para trabajar tampoco puedes desarrollar nada. Debe haber
mucho talento que se debe quedar en nada al final, porque no tienes esa
oportunidad ahí. Así que fue súper decisivo para mí, de hecho siempre lo diré y
lo defenderé, que yo empecé a poder hacer comics gracias a una beca. Me gusta
pensar que como yo hay mucha gente y por eso las considero muy importantes.
Ojalá hubiera más de hecho, porque nos estaremos perdiendo un montón de cosas y
de talento. Pero bueno, es algo que pasa en ciencia y en todos lados, que no
somos el único gremio afectado (risas), es algo sistemático.
¿En qué otros proyectos
estás embarcado ahora mismo? ¿Qué podremos ver en un futuro próximo?
Pues en paralelo a ¡Salud! aquí
en España, salió en Francia un título que es Édouard Luntz, en el que trabajo con otro guionista, es una especie
de… no sé si podríamos llamarlo un documental o una investigación sobre un
cineasta coetáneo de la época de la Nouvelle Vague, coetáneo de Godard y toda
esta gente, pero que nadie conoce a pesar de que ganó un premio en Cannes y en
Berlín, vamos que era un director notable en su momento, lo que pasa es que trabajó
para Hollywood y... Es decir, hay ahí todo un conglomerado, que es lo que
Julien (el guionista) investigó y con ello hace una reflexión sobre el cine,
sobre cómo la memoria aparta a unas personas y por qué razones, sobre la
maquinaria de la industria que es una mole que va pasando y pisoteando lo que
cree oportuno y lo otro no. A parte, por supuesto, habla de este director de
cine. Y si hay suerte y todo va bien, saldrá el año que viene con Astiberri
aquí en España. Y ahora estoy trabajando también con Julien en una obra que
estamos acabando, que es una historia sobre la familia de su mujer, una
historia costumbrista ambientada en la época real, que transcurre en el país
ocupado por los nazis, aunque no va precisamente de la guerra, es una historia
humana y familiar. Y aparte estoy trabajando en una historia personal de
ciencia ficción en la que voy poquito a poco, porque hay que compaginarlo todo lo
demás y también hay que dejar de dibujar en algún momento del día (risas), así
que llevará su tiempo, intentaré que no sea muchísimo, pero en eso estoy.
Muchas gracias por tu tiempo
y te deseo lo mejor en todos tus proyectos.
Gracias a ti por tu interés.
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Una vez más nuestros agradecimientos a la librería Banda Deseñada y a Pep Domingo por su tiempo y amabilidad.
Roberto M. Lamosa
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